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Las Diez Tribus Perdidas

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¿Quiénes son el Pueblo Judío?

UNA MANERA DE ROBARLE AL MODERNO ISRAEL es negar que es también el Israel bíblico de Dios. La denominada “Teología del Reemplazo” transfiere a la Iglesia todas las promesas hechas a Israel en el Tanaj (Antiguo Testamento), afirmando que la Iglesia suplanta a Israel en la economía de Dios. Qué extraño es que los alegoristas (que afirman que las Escrituras no son literales con referencia a Israel) quieren que la Biblia sea literal cuando se adapta a sus propósitos. Dicen que toda la Escritura concerniente a la redención debe tomarse literalmente, pero cuando habla de Israel, uno debe ver a “Israel” como “la Iglesia.” Qué extraño es que algunos felizmente transfieren a la Iglesia todas las bendiciones prometidas a Israel como resultado de la obediencia, pero están igualmente dispuestos a que las maldiciones pronunciadas en el Tanaj sobre los desobedientes sean visitadas sobre las cabezas de los judíos modernos. ¡Qué hipocresía! El problema con la alegorización de la Escritura es que introduce anarquía en la interpretación. Todo hombre se convierte en ley para sí mismo. ¿Qué evita que cualquiera tome un pasaje y diga “Esto no es literal,” y luego adjudicar cualquier significado prejuicioso que tenga?

Las Diez Tribus Perdidas

Otra teoría novedosa es que el moderno pueblo judío no representa a todas las doce tribus sino que sólo representa a Judá y Benjamín. Alegan que las diez tribus del norte se distanciaron y ahora forman parte ​​de los europeos y estadounidenses. Esa teoría, otra forma de Teología del Reemplazo, se denomina comúnmente como “Israelismo Británico.”

El hecho es que no hay ninguna base en la historia o en las Escrituras para sostener las afirmaciones del Israelismo Británico.

División de Israel

Después del reinado del rey Salomón, las diez tribus del norte se separaron de las dos tribus del sur (Judá y Benjamín) alrededor del 930 a.C. Jeroboam gobernó las tribus del norte desde su capital en Samaria. Roboam gobernó la coalición de las dos tribus del sur en Jerusalén. Para leer el relato bíblico, vaya a 1 Reyes 11:43–12: 33. Tenga en cuenta que en el norte, Jeroboam estableció una religión rival con la adoración de becerros de oro en Betel y Dan.

Muchos Norteños se Mudaron al Sur

Insatisfechos con la apostasía de Jeroboam y los falsos sacerdotes en Betel y Dan, muchos verdaderos creyentes en el Dios de Israel se trasladaron al sur de Jerusalén. Ellos sabían, según lo escrito por Moisés, que el único lugar donde la Pascua y los sacrificios serían aceptables para Dios era en el Templo sobre el Monte Moriah de Jerusalén (Deut. 12:5-7; 16:2-6; Isa. 18:7). En el verso de Isaías 18:7, Sion se refiere a Jerusalén.

En otras palabras, representantes de las doce tribus se encontraban en el sur. La cantidad de personas que emigraron fue significativa. Dios incluso se dirige a las doce tribus en el sur: “Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todo Israel en Judá y Benjamín…” (2 Crón. 11:3).

Los levitas, cuyo sacerdocio fue rechazado por Jeroboam, fueron seguidos por otras personas temerosas de Dios cuando se mudaron desde el norte. Por supuesto, algunos se mudaron por razones políticas u otras razones, pero eso sólo fortalece el caso. Los levitas abandonaron sus casas y posesiones para vivir en Judá y Jerusalén porque Jeroboam y sus hijos los habían echado y les prohibieron ejecutar el oficio sacerdotal al Señor. Jeroboam ordenó a sus propios sacerdotes que sacrifiquen en los lugares altos a los becerros de oro que había hecho. Los de las tribus de Israel que determinaron obedecer al Señor Dios de Israel siguieron a los levitas hasta Jerusalén para sacrificar al Dios de sus padres.

Otra Migración

Mucho más tarde, mientras Asa reinaba en el sur, otra gran compañía vino desde el norte. Eso se encuentra en 2 Crónicas 15:9: “Entonces reunió a todo Judá y Benjamín y a los de Efraín, Manasés y Simeón que residían con ellos. Porque muchos de Israel se pasaron a él cuando vieron que el SEÑOR su Dios estaba con él.” No nos queda ninguna duda de que cuando ocurrió el cautiverio de las tribus del norte en 722 a.C., ya había representación de todas las doce tribus de Israel en el sur. Por lo tanto, cuando las tribus del norte entraron en el cautiverio asirio, hubo un remanente de las diez tribus en el reino de Judá. Más tarde, en 586 a.C., cuando los babilonios se llevaron a Judá en cautiverio, miembros de todas las tribus de Israel se encontraban entre ellos debido a esas migraciones desde el norte.

El Profeta Isaías

Isaías vivió en Jerusalén y profetizó al pueblo en Judá, el reino del sur. Décadas después de la caída del norte, alrededor del 690 a.C., Isaías escribió: “Oigan esto, casa de Jacob, los que llevan el nombre de Israel y salieron de las entrañas de Judá…” (Isa. 48:1). En el verso 12, Dios enfatiza Su promesa de bendecir a todo Israel luego de prometer que nunca lo destruirá (v. 9). Eso refuta la idea del “Israelismo Británico” de que solamente el norte era conocido como Israel en tiempos después de la división de la nación y de la muerte de Salomón. Aquí se refiere a todo el pueblo en conjunto.

Cautiverio de Israel (Tribus del Norte)

El rey Oseas fue el último gobernante en el reino del norte (de las diez tribus). Salmanasar, rey de Asiria, vino contra él en una guerra y lo conquistó. Oseas había reinado desde 732 a.C. hasta la caída del reino del norte en 722 a.C.

Muchos, pero no todos, los ciudadanos del norte fueron llevados cautivos a Asiria. Más tarde, el subsiguiente imperio babilónico conquistó las tierras conquistadas por los asirios, y ellos heredaron los descendientes de las diez tribus (nunca perdidas) del norte que habían sido deportadas por Salmanasar.

No todos los Israelitas Norteños fueron Deportados

Una mirada superficial de algunos pasajes, como 2 Reyes 17, podrían ser interpretados como que todo el norte fue llevado al cautiverio, pero eso debe entenderse dentro de su contexto y en comparación con muchos otros versos que se relacionan con el tema. Años después de que el norte cayera a manos de Asiria, el rey Ezequías de Judá hizo un llamado a todos los “israelitas” para que viniesen y adorasen en Jerusalén, y que celebrasen la Pascua allí. “Así que proclamaron un decreto para hacer correr la voz por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan [la parte más al norte], para que vinieran a celebrar la Pascua al SEÑOR, Dios de Israel, en Jerusalén…Los mensajeros fueron por todo Israel y Judá con cartas de parte del rey y de sus príncipes… diciendo: ‘Israelitas, vuélvanse al SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que El se vuelva a aquellos de ustedes que escaparon y que han quedado de la mano de los reyes de Asiria’” (2 Crón. 30: 5a, 6). Se nos dice que “pasaron, pues, los mensajeros de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés y hasta Zabulón… algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén… muchos…de Isacar…  Los Israelitas que se hallaban en Jerusalén celebraron con gran alegría la Fiesta de los Panes sin Levadura por siete días…” (2 Cron. 30:10a, 11, 18, 21a). Para una comprensión en su contexto, lea el capítulo completo de 2 Crónicas 30.

Ochenta años después del avivamiento y las reformas de Ezequías, durante el tiempo del rey Josías de Judá, se describe la misma condición. El rey hizo un llamado para que se trajese una ofrenda al Templo, y respondieron los “de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, y de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén” (2 Cron. 34: 9). Todo eso ocurrió a pesar de que los defensores de los Israelitas Británicos nos harían creer que las diez tribus “perdidas” terminaron en Europa.

Judío e Israelita Usado ​​Indistintamente

La división entre el norte y el sur de Israel finalizó con el cautiverio babilónico. Después del regreso desde Babilonia, los términos “judío” e “israelita” se usaban indistintamente. Esdras llamó a los remanentes que regresan como “judíos” ocho veces. También se refirió a ellos como “Israel” 40 veces. El libro de Nehemías habla de ellos como “judíos” once veces, y las mismas personas se denominan como “Israel” 22 veces. Notaremos ese mismo uso durante la era de los Escritos de los Apóstoles (Nuevo Testamento) y en otros documentos que lo respaldan.

Cautiverio Babilónico

Los babilonios bajo Nabucodonosor conquistaron el reino sureño de Judá en 586 a.C. Cuando los judíos (y todo Israel en medio de ellos) fueron llevados a Babilonia, se encontraban descendientes del reino del norte en el imperio babilónico expandido, el cual había conquistado a Asiria. Esas personas no olvidaron quiénes eran. Hoy día, nosotros comparamos datos genealógicos cuando nos encontramos con un familiar lejano que no conocíamos antes. De igual manera, podemos estar seguros de que esos israelitas estaban conscientes de su genealogía y celebraron muchos momentos felices de reuniones “familiares.”

Regreso a la Tierra de Israel

Después de setenta años de la desolación de Jerusalén, muchos cautivos liberados por Ciro, el rey persa que conquistó a Babilonia, regresaron a la Tierra de Israel para reconstruir el Templo y finalmente las murallas de la ciudad de Jerusalén. Aunque muchos israelitas fueron asimilados en las culturas paganas de Asiria y Babilonia, muchos también conservaron su identidad y regresaron a la tierra de sus padres, estableciendo nuevamente a las doce tribus de Israel en la Tierra Santa.

El Testimonio de Esdras y Nehemías

Una y otra vez, el libro de Esdras refiere que “todo Israel” regresa a la Tierra (Esdras 2:70; 3:11; 8:35; 10:25, etc.). Esdras habla de una “ofrenda por el pecado por todo Israel, doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel” (Esdras 6:17).

El libro de Nehemías da ese mismo testimonio de que las doce tribus regresaron a la Tierra y que no fueron dispersados por toda Europa. “Y todo Israel, en días de Zorobabel y en días de Nehemías…” (Neh. 12:47).

¿Cómo pueden los partidarios del Israelismo Británico, o cualquier otra forma de Teología de Reemplazo, afirmar que las diez tribus se “perdieron”?

Identidad Tribal

Cabe señalar que nunca hubo doce distintas razas en Israel: eran doce tribus y una sola nación de Israel, hasta el reinado de Salomón. La identidad tribal se determinaba por el lado masculino. Por ejemplo, si una joven de la tribu de Aser se casaba con un joven de la tribu de Judá, se convertía en miembro de Judá y sus hijos varones continuaban llevando el linaje de Judá. El asunto de identidad tribal era importante para determinar los derechos de herencia. A las tribus se les permitía casarse entre sí libremente, y así lo hacían.

Promesas a Israel

La teoría de Israelismo Británico llegó a su apogeo en un momento cuando el Imperio Británico, “sobre el cual nunca se pone el sol,” dominaba gran parte del mundo. Los teólogos modernos se preguntaban sobre el significado de las profecías de la bendición y el regreso de Israel a su tierra durante los últimos días. Sólo una minoría enseñaba que el pueblo judío literalmente regresaría algún día a la Tierra y que establecería una nueva nación. El tiempo ha evidenciado que esos pocos literalistas tenían razón.

Palabras, Palabras, Palabras

Los defensores del “Israelismo Británico” enfatizaban mucho ciertos términos como “Anglosaxon” (anglosajón, en español) como si fuese derivación del término Hijos de Isaac. Por supuesto, el término hebreo no tiene ninguna relación. “Isaac” es Yitzhak, e “hijo” es ben en hebreo. Otra teoría increíble afirmaba que la verdadera Jerusalén no estaba en el Medio Oriente sino que estaba en Edimburgo, Escocia. Ciertamente, en los últimos días los hombres se desviarán de la verdad a las fábulas.

También decían que la tribu perdida de Dan se podía ver en el nombre Danmark (Dinamarca, en español), el río Danubio, DarDanelles, etc. También se podría encontrar a descendientes de Ham (Cam en español), hijo de Noé en sitios como Hamburgo, Alemania o BirmingHam, Alabama. Ambos son igualmente ridículos.

Es  verdad que los judíos fueron dispersados por todo el mundo. Se han extendido lejos, pero la singularidad de los judíos (los israelitas) es que nunca perdieron su identidad. Eso no quiere decir que algunos no se asimilaron y perdieron su identidad, pero en general, han conservado su identidad. Por eso es que la profecía bíblica es tan maravillosa. Ha sido infalible en su precisión. La existencia del pueblo judío como pueblo singular es la prueba más contundente de eso. Negar eso es no tan sólo robarle la identidad al moderno Israel y apoyar la causa del antisemitismo, sino que también es robarle a la Iglesia la fuerte autoridad de la Palabra infalible del Dios Todopoderoso.

Diáspora

También es cierto que no todos los israelitas regresaron de su cautiverio. Muchos se quedaron dispersos en el extranjero, pero no se perdieron. Dios dijo que sacudiría “a la casa de Israel entre todas las naciones, como se zarandea el grano en la criba” (Amós 9:9). Aun cuando Pedro predicó a la multitud en el día de Pentecostés, había judíos de la dispersión presentes que visitaban desde todas partes del mundo conocido (Hechos 2). La mayoría de los judíos hoy día no conocen su identidad tribal, pero sí existe la identidad judía, basada en los derechos de herencia y descendencia. Dios conoce la genealogía de cada ser humano en la tierra. Él conoce la identidad tribal de cada persona que hoy día es judía. El matrimonio mixto ha mezclado las líneas sanguíneas, pero no importa cuán delgada sea la línea, Dios sabe dónde está cada descendiente de Jacob.

Testimonio de los Escritos de los Apóstoles

Ana, una israelita piadosa en el tiempo de Jesús, conocía su identidad tribal. Ella era de la tribu de Aser (Lucas 2:36).

El apóstol Pablo era de la tribu de Benjamín. Él mismo es testigo de ese hecho. Pablo también escribió: “Yo soy judío de Tarso de Cilicia” (Hechos 21:39), y “Yo también soy israelita” (Rom. 11:1). Los términos “judío” e “israelita” se usaban indistintamente después del regreso de Babilonia, y esa condición prevalece en los Escritos de los Apóstoles (NT). Los Escritos de los Apóstoles hablan sobre Israel 75 veces y usan la palabra “judío” 174 veces (Hech. 21:39, 22:3; Rom. 11:1; 2 Cor. 11:22, Phil. 3:5, etc.).

La Misión de Jesús

Jesús dijo: “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mat. 15:24). Aunque Jesús usualmente ministraba en la región de Israel, probablemente había representación allí también de Judá. Y a pesar de que muchos estaban dispersos en otras naciones, tenían pleno conocimiento de que eran judíos.

Jesús comisionó a Sus seguidores con estas palabras: “…vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mat. 10: 6). Eso fue temprano en Su ministerio, y los discípulos no sabían nada en ese momento sobre la Gran Comisión mundial que vendría más tarde. Al principio, estaban restringidos a predicar sólo a los israelitas que estaban presentes en la Tierra en ese momento.

En el Día de Pentecostés

En el gran sermón de Pentecostés, Pedro gritó: “Hombres de Judea…” (Hech. 2:14) y “Hombres de Israel…” (Hech. 2:22). Pedro describió a sus oyentes como “judíos” y “de la casa de Israel.” Les dijo: “Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios Lo ha hecho Señor y Cristo” (Hech. 2:36, énfasis añadido).

Profecía Cumplida

A través de los siglos, siempre han existido expositores piadosos y maestros de la Biblia que han interpretado literalmente los numerosos pasajes que hablan sobre un regreso del pueblo judío a lo que antes se llamaba Palestina. ¿Cómo podremos ignorar que lo que esos maestros fieles hablaron y escribieron, basado en la Palabra infalible de Dios, realmente se ha cumplido en nuestros tiempos?

“Por lo tanto, dile a la casa de Israel…los tomaré de las naciones, los recogeré de todas las tierras y los llevaré a su propia tierra…habitarán en la tierra que di a sus padres…la tierra desolada será cultivada… y las ciudades desiertas…habitadas” (Ezequiel 36:22, 24, 28, 34, 35). Ezequiel también declara después de la visión de “los huesos secos” que Judá (los judíos) e Israel (las diez tribus) serán uno y se unirán cuando sean traídos nuevamente. Lea el capítulo 37 de Ezequiel, observando los versículos 16–17. El versículo 22 dice que “nunca más serán dos naciones, y nunca más serán divididos en dos reinos.” Esa es la condición que prevalece en Israel hoy día.

Gran Futuro para Israel

Algunos se oponen a la moderna nación de Israel porque es una sociedad secular, y la mayoría de los judíos ni siquiera practican su religión. ¿No pueden entender que Dios no es un mentiroso? Esto es lo que el Señor dijo que sucedería en los últimos días: Primero, que el pueblo judío renacería como una nación secular, mayormente en incredulidad, pero que luego habría un gran despertamiento espiritual en el momento soberano de Dios. ¿Tenemos la paciencia para permitir que Dios haga lo que Él quiera? La profecía de Dios se cumplirá de manera precisa. Sería preocupante si fuera de otra manera.

¿Cuál es Su Posición?

La mayoría de las personas que leen esto ya están de acuerdo con nuestras conclusiones. Pero esto le ofrece algunas respuestas para poder darle a los falsos maestros que niegan el lugar que a Israel le corresponde.

¿Es suficiente sólo que creamos correctamente? ¿No es cierto, como escribió Santiago, que la fe sin obras está muerta? Nos aconseja que seamos “hacedores de la palabra, y no solamente oidores” (Sant. 1:22).

Cuando algún día le toque presentarse ante el Señor, usted querrá que lo felicite por sus acciones y no sus palabras: “Bien, siervo bueno y fiel…” (Mat. 25:23). La profecía es más que un simple estímulo intelectual. Es un llamado a la acción, a su participación en el plan de Dios Todopoderoso. Dios quiere que nos activemos, y que no seamos simples espectadores en el drama de los finales tiempos.

No es suficiente que simplemente comprendamos que la existencia de Israel es un cumplimiento profético moderno. Estamos llamados a hacer algo al respecto: a apoyar a la nación que ha sido escogida por Dios, sin importar si Israel comprende el plan de Dios todavía o no. Todos estamos llamados a colaborar con Su plan divino para estos tiempos.

 

Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos

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