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Verdad o Consecuencias

por: Rebecca J. Brimmer, Presidenta Ejecutiva Internacional

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Recuerdo un juego en televisión que se llamaba “Verdad o Consecuencias.” A los concursantes se les hacía preguntas difíciles de contestar. Si no las podían contestar correctamente, tenían que hacer algo tonto y embarazoso. Irónicamente, la mayoría parecía creer que aceptar la consecuencia era más divertido que responder de manera correcta. ¡La verdad era trivializada!

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Foto: Africa Studio/shutterstock.com

Hoy vivimos días cuando la verdad parece elástica. Nos enseñan a ser tolerantes y aceptar la idea de que cada cual puede determinar su propio camino, su propia verdad. Con esta filosofía, existen muy pocos absolutos. De hecho, he llegado a la conclusión de que la sociedad moderna adora el trono de la tolerancia y el relativismo. Según el sitio de Internet vocabulary.com, “el relativismo es la creencia de que no existe la verdad absoluta, sino las verdades que un individuo o una cultura particular escoja creer. Si uno cree en el relativismo, entonces uno cree que personas pueden tener diferentes perspectivas sobre lo que es moral e inmoral.”

Nuestra sociedad, cada vez más secular, opina que los cristianos con estándares morales, o que creen que la Biblia tiene autoridad sobre nuestras vidas y que Dios espera que Sus hijos se comporten según Sus estándares, son intolerantes y críticos de los demás. Es más y más común ver que cristianos son ridiculizados en la esfera pública.

Por haberme criado en un hogar cristiano, me enseñaron a respetar la verdad que se encontraba en la Palabra de Dios, y que el ignorar la verdad de Dios tendría unas serias consecuencias. Nos animaban a buscar en nuestros corazones, arrepentirnos frecuentemente, y saldar nuestras cuentas con Dios y con los que nos rodeaban. Teníamos una clara comprensión sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal. No parecía haber muchas áreas de tono gris. Actualmente en este siglo 21, el mantra del mundo es que “todo está bien.” Lo blanco y lo negro han dejado de ser relevantes, porque todo ya es gris.

Mi padre acostumbraba decir: “No debemos esperar que los inconversos actúen como conversos.” Tristemente, hoy vemos conducta inconversa en nuestras iglesias y en las vidas de los que profesan ser creyentes. Por ejemplo, conozco de pastores que aconsejan a las parejas para que vivan juntos antes de casarse y asegurarse de que sean compatibles. Otros enseñan una teología de “súper-gracia,” diciendo que porque la obra de Yeshúa(Jesús) en la cruz nos salva de todo pecado (pasado, presente y futuro), no hay necesidad de que los creyentes se arrepientan, sólo los no-creyentes.

Steve Hill, en su libro Spiritual Avalanche [Avalancha Espiritual], habla sobre una conversación que tuvo con un líder espiritual, quien le dijo: “Ustedes están anticuados en su ‘santidad.’ Nosotros estamos modernizados en la ‘gracia.’ Ustedes viven en esclavitud, mientras que nosotros podemos hacer todo lo que queramos.” Hill continuó escribiendo: “Pastores y maestros alrededor del mundo han sucumbido a enseñanzas heréticas, incluyendo la reconciliación universal y la deificación del hombre, retan la validez de la Palabra de Dios, incluso de Sus juicios, y también eliminan los controles de conducta, alegando que la gracia asombrosa es realmente ‘libertad asombrosa.’ Alegan que están libres para vivir según sus propios deseos. ¿Suena eso familiar? “Cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos” (Jueces 17:6).”

¿Qué Haremos?

¿Los proponentes de la “gracia” tienen razón? ¿Habrá necesidad de que los creyentes se arrepientan una vez que crean? Hill dice: “Debemos recordar que Jesús vino en gracia y verdad, no en gracia y gracia.” Dice en Juan 1:14 y 17 que “…la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo.”

El asalto contra la verdad presenta un verdadero reto para la Iglesia hoy día. Sabemos que la verdad es buena. Sabemos que la verdad viene de Dios. La Biblia dice: “…conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32). ¿Qué significa eso? ¡Significa que hemos sido librados del poder del pecado y ahora estamos libres para vivir según Dios! ¡No estamos libres para festejar o pecar!

En este Estudio, quiero intentar contestar algunas preguntas. ¿Qué es la verdad? ¿Existen consecuencias por ignorar o desobedecer la verdad? ¿Cómo se espera que nosotros, los creyentes, vivamos en medio de una sociedad secular que no acepta el concepto de la verdad? Esas son preguntas con las que muchos en el mundo cristiano se encuentran batallando, produciendo una variedad de respuestas.

¿Qué es la Verdad?

Esta sección será un poco complicada, pero por favor intente quedarse conmigo. Hay una serie de verdades fundamentales que debemos comprender al analizar el significado de dicha palabra.

El Diccionario Merriam-Webster define “verdad” (truth) en inglés como sigue:
1. Los hechos reales de algo: las cosas que son verídicas
2. La cualidad o el estado de ser verdadero
3. Una declaración o idea que es verdadera o que se acepta como verdadera.

En la Biblia, la principal palabra hebrea que es traducida como “verdad” es emet. La Concordancia Strong dice que emet puede traducirse como verdad, verdadero, cierto y ciertamente, según la gran mayoría de las referencias. Pero también puede traducirse como correcto, fielmente, fiel, seguramente, seguro, establecido, por cierto y verídico.

A manera interesante, proviene de la raíz amán, que significa respaldar, confirmar y ser fiel. La palabra “amén” también viene de esa misma raíz, y tiene la connotación de afirmar la verdad. Todas esas palabras hebreas como emet, amán y emuná, son palabras relacionadas que se usan para describir el carácter verdadero de Dios.

Marvin Wilson dice: “Cuando emuná se refiere a Dios, usualmente señala a Su plena confiabilidad e inmutable fidelidad.” Wilson describe más sobre el aspecto de emet diciendo: “Los rabinos atribuyen especial significado a emet. El Talmud [comentario rabínico] declara que ‘el sello del Santo Ser, bendecido sea, es emet (verdad)’ (Sanhedrin 64a). Los rabinos formularon varias explicaciones para ese divino sello… Rabino Simeon ben Lakish dijo [respecto a los tres símbolos que deletrean emet]: ‘Alef es la primera letra del abecedario, Mem es la letra central, y Tav es la última, lo que puede indicar: “Yo, el SEÑOR, soy el primero” porque no tomé el poderío de otro; y “aparte de mí no hay otro Dios” porque no tengo colaborador; “y soy el último” porque no entregaré el poder a otro.”

JHWH - a hebrew tetragram for the name of Jewish and Christian God. Sepia toned monochrome, low DOF.

YHVH- el nombre personal de Dios 
Foto: Anastazzo/shutterstock.com

El sitio de internet de la Unión Ortodoxa (ou.org) ofrece una explicación sobre emet. “Verdad: una de la cualidades centrales de Hashem [literalmente “el Nombre,” y usado para referirse al tetragrámaton o las cuatro letras del nombre de Dios YHVH, el nombre personal de Dios traducido en muchas Biblias con las letras mayúsculas de SEÑOR], y característica fuertemente enfatizada y recomendada en la Torá para la conducta humana; como decimos en la Oración de Shemá Israel: ‘Atiende, O Israel, Hashem Eloheijem Emet, el S-ñor tu D-os es Verdad.'” [El pueblo judío nunca dice el nombre de YHVH porque lo consideran demasiado sagrado para pronunciar, y lo sustituyen con Adonai (mi Señor) o Hashem (el Nombre), y también obvian algunas vocales, en reverencia a Dios.]

Dios es identificado en muchos pasajes bíblicos como la verdad. El salmista escribió: “En Tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad” (Sal. 31:5).

Los cristianos recordamos las palabras de Yeshúa cuando dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí” (Juan 14:6).

Las Consecuencias de no Atender a la Verdad de Dios

En Deuteronomio 27-28, Moisés exhorta a los hijos de Israel para que escojan el camino de la bendición y no el camino de la maldición. “Entonces Moisés y los sacerdotes Levitas dijeron a todo Israel: “Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy te has convertido en pueblo del SEÑOR tu Dios. Por tanto, obedecerás al SEÑOR tu Dios, y cumplirás Sus mandamientos y Sus estatutos que hoy te ordeno” (Deut. 27:9-10). Luego vemos el asombroso pasaje sobre las bendiciones que han de resultar por la obediencia a los mandamientos de Dios, y las consecuencias que resultarán por la desobediencia a Dios.

Todos sabemos y reconocemos, aunque renuentemente, que nuestras decisiones y acciones tienen consecuencias. Por ejemplo, si me alimento bien y hago ejercicio, disfrutaré de una mejor salud. Si decido comer cosas poco beneficiosas y no hago ejercicio, sufriré las consecuencias. Probablemente me faltará el aire cuando suba una montaña, o incluso las escaleras. Si me aplico a mis estudios, tendré más probabilidad de obtener un buen empleo. Si me salgo de la escuela, eso probablemente limite mis ingresos financieros. Si me mantengo sexualmente pura, no adquiriré enfermedades sexualmente transmisibles. Si soy sexualmente promiscua, quizás adquiera una enfermedad venérea o resulte embarazada fuera del matrimonio. Si hago trampa en la planilla de impuestos, probablemente enfrente penalidades, multas y hasta encarcelamiento.

Moisés aconsejó al pueblo que comprenda la verdad sobre lo que Dios espera de Su pueblo, sobre los beneficios de seguir Su camino y las consecuencias de no seguir los mandamientos de Dios.

El pueblo judío ha identificado a 613 mandamientos en la Torá, tanto los positivos como los negativos.

High angle view of mallet and heart on table in courtroom

Foto: AndreyPopovv/shutterstock.com

Los cristianos a menudo dicen: “Yo no estoy bajo la Ley.” De esa manera dicen
que no tienen que guardar las leyes de la Torá. ¿Pero sabía usted que hay sobre
1,000 mandamientos en el Nuevo Testamento (o los Escritos de los Apóstoles), tanto positivos como negativos? (Vea www.cai.org/bible-studies/1050-new-testament-
commands)

Yeshúa dijo: “Si ustedes Me aman, guardarán Mis mandamientos” (Juan 14:15). El apóstol Juan también dice algo muy fuerte: “Y en esto sabemos que Lo hemos llegado a conocer: si guardamos Sus mandamientos. El que dice: ‘Yo Lo he llegado a conocer,’ y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él” (1 Juan 2:3-4).

¿Cuáles son Sus mandamientos? La mayoría de los cristianos dirán: “amar a Dios” y “amar a nuestro prójimo,” porque Yeshúa dijo que esos eran los mandamientos más importantes (Marcos 12:29-31). Eso también se encuentra en Mateo 22:36-40, pero en ese pasaje, Yeshúa termina con las palabras: “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.” Ciertamente, ¡la referencia a Sus mandamientos también incluye a los sobre mil mandamientos en los Escritos de los Apóstoles!

Pablo enseñó al joven Timoteo: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16-17). Hay varias cosas que me parece debemos reconocer en este pasaje. Primero, cuando Pablo habla de toda Escritura, hablaba del Tanaj (el Antiguo Testamento), ya que los Escritos de los Apóstoles (el Nuevo Testamento) no habían sido canonizados, lo que ocurrió entre 325 y 385 d.C.

En segundo lugar, fíjese en las palabras “para reprender, para corregir, para instruir en justicia.” Pablo escribe a un creyente, y le dice que la Palabra de Dios lo disciplinará. En el próximo capítulo de 2 Timoteo, leemos estas palabras: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros, y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a los mitos” (2 Tim. 4:3-4, énfasis añadido).

Amado creyente, le exhorto a que busque la verdad, no permitiendo que sus prejuicios hagan que ignore partes de las Escrituras que a usted no le agraden. Hay personas en la Iglesia que hacen precisamente eso. Dios nos perdone por no tomar en serio Sus mandamientos.

El apóstol Pablo dijo: “¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?…Así también ustedes, considérense muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús…Por tanto, no reine el pecado en su cuerpo mortal para que ustedes no obedezcan a sus lujurias; ni presenten los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos de justicia” (Rom. 6:1-2, 11-13). La gracia, ese maravilloso regalo de Dios, no es una excusa para continuar en el pecado. De hecho, la gracia se menciona a través de todo el Tanaj. La palabra hebrea es jen, y aparece 69 veces en el antiguo texto hebreo.

En Malaquías 3:6, dice: “Porque Yo, el SEÑOR, no cambio…” ¿Qué significa eso? Mi esposo y yo hablábamos el otro día sobre las palabras hebreas más importantes en la Biblia, y pronto producimos una corta lista: emet (verdad), jen (gracia, favor), jésed (bondad amorosa, misericordia), tzedek (rectitud, justicia), emuná (fe, fidelidad), mishpat (justicia), ahavá (amor), shalom (paz, plenitud) y kódesh (santidad). Seguramente podemos añadir otras palabras a la lista. Cada una describe a Dios, ¡el Dios que dice que nunca cambia! Él es un Dios de misericordia, gracia y amor, además de rectitud, justicia y verdad. Si enfatizamos solamente los primeros tres y obviamos los siguientes tres, caemos en una doctrina errónea. Él es el Padre y Él es el Juez. Tales conceptos se encuentran en toda la Escritura, tanto en el Tanaj como en los Escritos de los Apóstoles.

La Ley de Primera Instancia

How can we know the way? Jesus said, I am the way the truth and the life..... A compass points to Jesus and the popular New Testament bible verse John 14:6 Focus to verse 6.

Foto: Leah-Anne Thompson/shutterstock.com

Los teólogos cristianos y judíos prestan cuidadosa atención a la primera vez en que un concepto aparece en la Escritura. La palabra emet (verdad) aparece por primera vez en la historia de Eliezer, el siervo de Abraham, quien procuraba una esposa para Isaac. Luego de encontrar a Rivka (Rebeca), se regocija en Dios y dice: “Bendito sea el SEÑOR, Dios de mi señor Abraham, que no apartó Su misericordia [jésed] y Su verdad [emet] de mi señor, guiándome el SEÑOR en el camino a la casa de los hermanos de mi amo” (Gén. 24:27, SSE).

Eliezer se regocija en dos características de Dios: Su jésed (una rica palabra hebrea que usualmente se traduce como misericordia o bondad amorosa) y emet (verdad o fidelidad).

Luego de notar eso, emprendí una nueva investigación. Me preguntaba cuántas veces aparecían esas dos palabras juntas. Encontré muchos pasajes que combinaba jésed con emet, la bondad amorosa y la verdad.

En Éxodo 34:6-7, Dios se describe a Sí mismo ante Moisés, ¡y dos de esos términos son jésed y emet! “El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad [jésed y emet]; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación” (énfasis añadido).

En ese pasaje vemos la misericordia, gracia y bondad de Dios, y vemos Su relación con la verdad, además de las consecuencias del pecado.

Es el gran deseo de Dios que aceptemos Su oferta de gracia y misericordia, y el resultado será un encuentro con la verdad y justicia. Considere el siguiente pasaje:

“La misericordia [jésed] y la verdad [emet] se han encontrado, la justicia [tzédek] y la paz [shalom] se han besado. La verdad [emet] brota de la tierra, y la justicia [tzédek] mira desde los cielos. Ciertamente el SEÑOR dará lo que es bueno [tov], y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de Él y pondrá por camino Sus pasos” (Sal. 85:10-13).

Vemos esa misma combinación de conceptos en el libro de Efesios, donde dice: “Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquél que es la cabeza, es decir, Cristo, de quien todo el cuerpo, estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen, conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor” (Efe. 4:15-16, énfasis añadido).

Todo el Propósito de Dios

En Hechos 20:27, Pablo dice que les ha declarado “todo el propósito de Dios” (NBLH). ¿Los nuevos líderes cristianos pueden declarar lo mismo?

El Dr. Billy Graham en Things that God Hates [Cosas que Dios Odia], dice: “Nosotros en la iglesia hemos fallado al no hacer recordar a esta generación que mientras Dios es amor, también tiene la capacidad de odiar. Él odia el pecado, y lo juzgará con toda la fiereza de Su ira. Esta generación ha sido enseñada sobre un indulgente y blando Dios, cuyos juicios son inciertos y quien mima a los que quebrantan Sus mandamientos. Esta generación no puede percibir que Dios odie el pecado… Pero Él odia cualquier cosa que estorba nuestra reconciliación con Él en santo aborrecimiento.”

Recientemente, un joven adulto cristiano rogó a un grupo de creyentes más maduros: “No me juzguen. Escúchenme. Ámenme.” Estoy de acuerdo que no debemos ser jueces de nadie, pero eso no significa que no existe un Juez. Cada uno de nosotros seremos juzgados según lo que hemos hecho con la verdad de Dios y Sus mandamientos.

¡Qué bendición que Dios haya descrito Su carácter usando las palabras jésed (misericordia, bondad amorosa) y verdad! A menudo escucho que debemos amar al pecador y odiar el pecado. Estoy totalmente de acuerdo. No debemos negar que existe tal cosa como verdad o pecado, pero también podemos amar al que ha sido atrapado en las consecuencias de su conducta. Dios los ama y los desea libertar.

Jesus Writing on the sand with his finger

Foto: Carlos E. Santa Maria/shutterstock.com

Cuando Yeshúa enfrentó a la mujer sorprendida en adulterio, dijo: “Yo tampoco te condeno. Vete; y desde ahora no peques más” (Jn. 8:11). En otro momento, Yeshúa sanó a un hombre, y luego le dijo: “Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor” (Jn. 5:14). Eso no implica que el pecado es la raíz de todas las enfermedades, porque cuando Yeshúa sanó a un hombre ciego, Sus discípulos le preguntaron quién había pecado para que resultase ciego, y Yeshúa respondió: “Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él”(Jn. 9:3).

En un artículo escrito por John Stonestreet sobre la respuesta apropiada de cristianos luego de los terribles asesinatos en un club de homosexuales en Florida, dijo: “…en tiempos como estos…cualquier alegación sobre la verdad moral se determina a priori como culpabilidad por asociación. En este momento cultural, nuestra apologética más efectiva será una vida de amor junto con la verdad de quién es Cristo (énfasis añadido).”

Añadió: “Nos podrán decir que la verdad y el amor no pueden existir juntos, que tenemos que escoger uno a expensas del otro. No permitamos ese pensamiento en nuestras mentes y corazones. Jesucristo, el centro de la historia, es verdad y amor en Sí mismo. La tensión entre ambos se resuelve en Él.”

En el Sermón del Monte, Yeshúa dio instrucciones sobre nuestro estilo de vida como cristianos: “Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos” (Mat. 5:13-16).

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Foto: shutterstock.com

¿Dónde alumbra más una luz? ¡Pues en lugares oscuros! Debemos ser lumbreras de la bondad, la gracia y la verdad de Dios en medio de un mundo lleno de pecado. Debemos modelar la vida de Yeshúa quien, cuando enfrentaba el pecado, amaba al pecador y libremente lo perdonaba. Pero también le decía: “No peques más.”

Algunos creyentes enfatizan la verdad (emet) y otros enfatizan la bondad amorosa (jésed), pero lo que es realmente necesario es vivir una vida que valore la verdad y exprese el amor a la misma vez.

 

(Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos)

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Bibliografía

Christian Assemblies International. www.cai.org/bible-studies/1050-new-testament-commands
Hill, Steve. Spiritual Avalanche. Lake Mary, FL: Charisma House, 2013.
Graham, Billy. “Things God Hates,” Decision Magazine, September 2001.
Mindel, Nissan. My Prayer, a Commentary on the Daily Prayers. Brooklyn, NY: Merkos L’inyoei Chinuch, 2004.
Stonestreet, John. http://www.breakpoint.org/
Wilson, Marvin. Our Father Abraham. Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1989.

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