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Los Palestinos y su Narrativa Destructiva

febrero 20, 2017
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Con la llegada de la administración estadounidense del Presidente Trump, se pueden esperar grandes cambios, no sólo en el frente doméstico, sino también en el internacional. Si se va a lograr algún progreso pronto en el proceso de paz (si es que se podrá lograr), su prioridad debe ser la demolición de la narrativa palestina. Esa es una falsa narrativa desde su principio hasta el fin. Relata mentiras históricas sobre los orígenes del pueblo “palestino,” la verdadera precedencia de judíos en la tierra, la identidad de los lugares sagrados judíos y cristianos, y la auto-infligida “nakba” de 1947-48 [o la “catástrofe,” según descrito por los palestinos].

Pero una refutación puramente histórica probablemente no tenga atractivo a nivel político ni emocional. Se tendrá que rechazar la narrativa de los palestinos como víctimas. Es esa percepción de los palestinos como continuas víctimas de un Israel alegadamente “agresivo” lo que propulsa a los cristianos pro-palestinos, activistas de derechos humanos, moralistas, socialistas y otros más.

La importancia de un cambio en esta narrativa no puede ser sobre-enfatizada. Es la clave para la paz. Moshe Arens, previo Ministro de Defensa de Israel, dijo: “Así como una verdadera paz luego de la Segunda Guerra Mundial sólo pudo llegar a Europa después de que los alemanes abandonaran su ‘narrativa alemana’ y aceptaran la verdadera historia de la guerra que Alemania comenzó, de igual manera un abandono de la ‘narrativa palestina’ y una aceptación de la verdadera secuencia de eventos entre 1947 y 48 podrán servir como base para una reconciliación entre judíos y árabes.”

Árabes palestinos, sus líderes, y múltiples instigadores y cómplices globales han engañado a los medios internacionales, a las Naciones Unidas, a los políticos en casi todo lugar, a los líderes cristianos en gran parte de las iglesias cristianas, y a los activistas de derechos humanos en cada continente para que crean que los palestinos son las principales víctimas del mundo.

Este falso tema recurrente de los palestinos como víctimas ya ha sido aceptado casi universalmente, y es resistido o expuesto muy poco entre los medios de comunicación o los círculos políticos a menos que sean pro-israelíes o genuinamente balanceados. Y no se limita únicamente a los medios de comunicación, sino que muchas iglesias protestantes del mundo tambiadoptan la misma actitud. Melanie Phillips escribió en Commentary [Comentario] hace dos años que “dentro del mundo protestante, muchas iglesias son profundamente hostiles hacia la nación de Israel. Ellos presentan a los palestinos como víctimas de la opresión israelí mientras a la vez ignoran la victimización asesina de los ciudadanos israelíes por parte de los palestinos.”

Sicológicamente, es más fácil abrazar una buena causa (o incluso, una mala causa) en términos simplistas de “blanco y negro.” Para muchas personas, una “buena” causa se compone de gente que sufre bajo el denominado “imperialismo” y “colonialismo,”… como bajo el control de Estados Unidos, Inglaterra, Francia o cualquier previo poder “imperialista.” Pero otros poderes “imperialistas,” como Rusia, China o Irán, son convenientemente ignorados u olvidados, y ni se menciona los siglos de imperialismo musulmán, que ha arropado a Irán, Turquía, Grecia, todo el norte de África, Hungría, Serbia, los Balcanes y casi toda la Europa Oriental, el que aún vemos existente hoy día.

A los palestinos se les ha sido ofrecido su propia nacionalidad vez tras vez; lo único que han tenido que hacer es poner fin al conflicto. Pero no sólo rechazaron el Plan de Partición de las Naciones Unidas en 1947, sino que luego rehusaron el 97% de sus demandas ofrecidas por el Primer Ministro Ehud Barak y luego por el Primer Ministro Ehud Olmert. En Jartum [capital de Sudán], tres meses después de que perdieran la guerra de 1967, los líderes árabes rehusaron negociar con Israel diciendo: “no paz, no reconocimiento, no negociaciones.”

Por un lado, los israelíes son inculpados por haber cometido toda clase de maldad…mientras que los palestinos nunca son hallados culpables por algo malo.

Esa fijación unilateral de absolver los muchos pecados palestinos, y peor aún de acusar a los judíos por los mismos, tiene consecuencias. Quizás la más seria es que los palestinos se sientan libres de toda responsabilidad. Pero ya es tiempo de que los palestinos, a través de su liderato, tomen acción para resolver sus dificultades internas y su relación con el mundo externo. Eso requerirá una aceptación de la realidad que ha estado carente por tanto tiempo, un mayor sentido de propósito con una meta alcanzable (como una nacionalidad que no requiera la abolición de Israel) y un reconocimiento de todos sus errores a lo largo de muchas décadas.

La negación de los palestinos por hacer eso expone un problema sicológico muy profundo, y es un problema que los tiene entrampados en un ciclo de violencia y “negacionismo” sin fin, trágicamente uno que contradice sus propios intereses. Los palestinos nunca podrán ganar a Israel mientras se aferren a su antigua fórmula de “no paz, no reconocimiento, no negociaciones.”

Si los miembros de la nueva administración estadounidense deseasen procurar adelantar el moribundo “proceso de paz,” no habrá mejor manera que confrontar a sus líderes con este acostumbrado “negacionismo” palestino. Eso implica que se debe presionar tan fuertemente como posible a sus líderes para que dejen de perjudicar a sus propias poblaciones. Si es necesario, se les debe ofrecer la opción de escoger entre la violencia o la libertad. Habrá que usar tanto la zanahoria como la vara. Las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización de Cooperación Islámica solamente ofrecerán la zanahoria. ¿Será posible que Estados Unidos ahora añada la amenaza de unas verdaderas consecuencias a la ecuación?

MOTIVO DE ORACIÓN: Ore para que la nueva administración de Trump comience a usar la confrontación directa respecto al “negacionismo” palestino, exigiéndoles que acepten la verdad sobre sí mismos y que verdaderamente procuren la paz con Israel.

VERSO BÍBLICO: “Mis pasos se han mantenido firmes en Tus sendas. No han resbalado mis pies. Yo Te he invocado, oh Dios, porque Tú me responderás; inclina a mí Tu oído, escucha mi palabra” (Salmo 17:5-6).

 

(Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos)

Publicado en febrero 20, 2017

Fuente: Porciones de un artículo por Denis MacEoin, Gatestone Institute (Publicado originalmente el 15 de febrero de 2017)

Fotografía por: Whewes/ Wikipedia

Fotografía con licencia: Wikimedia