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Volviendo a un hogar en guerra

marzo 2, 2024
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¿Por qué se mudaría alguien a un país en guerra? De hecho, ¿por qué dejaría su vida alguien en un país próspero y seguro como Estados Unidos o Francia, para trasladarse a un país que se enfrenta a un enemigo malvado en el campo de batalla? Aún hay más. ¿Qué motivaría a alguien a empezar de nuevo en un país en guerra cuya frontera soberana recientemente fue violada por un ejército terrorista genocida que masacró a más de 1,200 personas, hirió a casi 5,000 personas y secuestró a 250 más, sólo para arrastrarlos a su enclave terrorista para torturarlos, violarlos y matarlos de hambre? Sin embargo, durante los primeros diez meses de 2023 y durante los tres meses siguientes de guerra, hubo 46,687 personas de más de 37 países que hicieron precisamente eso. Si aún no lo has adivinado, estoy hablando de la aliá (inmigración) a Israel.

Aunque esta lógica parece ser contraria a la razón, tiene mucho sentido. ¿Por qué? Porque el Señor está en esto. Durante 2,000 años, los judíos de todo el mundo han estado orando tres veces al día volteando su rostro hacia Jerusalén. Cada Pesaj (Pascua), declaran: “¡El año que viene en Jerusalén!” Pasan sus vacaciones en Israel; vienen a estudiar en Israel; se unen a viajes especiales para reconectarse con Israel; y se informan sobre los acontecimientos diarios en Israel. Además, hay millones que creen que el Señor está reconstruyendo Sión y atrayéndolos de regreso a la tierra porque Él dijo que lo haría. De hecho, Dios declaró 63 veces en los libros bíblicos de los profetas que reuniría a Su pueblo en la tierra (por ejemplo, en Isaías 11:12 y Ezequiel 36). ¿Por qué? Porque Dios nunca ha roto Su pacto (por ejemplo, Génesis 15 y Salmo 105:7-11) con Israel, Su “pueblo santo” (Dt 7:6) y la “niña de Su ojo” (Zac 2:8). Él es siempre fiel a Sus propósitos, planes y promesas, tanto para Israel como para nosotros como cristianos.

Por eso la lógica es sólida como una roca. Dios está detrás de este increíble milagro de aliá. Si aprendemos una verdad importante de las Escrituras, es que cuando Dios nos llama, debemos responder. Pensemos en ejemplos como Abraham, Moisés, David, los discípulos y el apóstol Pablo.

Dios dijo que haría lo imposible. Encontramos una aparente imposibilidad en la visión de Ezequiel del valle de los huesos secos en el capítulo 37. Dios le dio al profeta una visión, preguntándole si a los huesos muertos, secos y sin vida, —que representan al pueblo de Israel— se les podría dar vida nuevamente. El clímax sobrenatural fue estupefacto cuando los huesos se juntaron, se cubrieron de carne y respiraron nueva vida, después de lo cual el Señor declaró: «Por tanto, profetiza, y diles: “Así dice el Señor Dios: ‘Voy a abrir sus sepulcros y los haré subir de sus sepulcros, pueblo Mío, y los llevaré a la tierra de Israel’.”» (Ez 37:12b).

Desde que comenzó el movimiento moderno de aliá en la década de 1880, millones de judíos han regresado a su patria ancestral. Han huido de la persecución y la violencia; han dejado atrás la pobreza o se han despedido de una vida cómoda. Han tomado la decisión de regresar a Israel por innumerables razones. Han viajado en barco, en avión o incluso caminando hasta Israel. Desde las cenizas del Holocausto o desde las calles de Londres, París y Nueva York, el pueblo judío ha respondido al llamado y al anhelo de sus corazones de plantar sus pies en Sión, para nunca más ser conmovidos. Dios les está llamando a regresar. Les llama con un estandarte en alto. Como cristianos alineados al plan de Dios, lo vemos desarrollarse ante de nuestros ojos.

La decisión de trasladarse a un país en guerra puede parecer imprudente para un mundo que en gran medida rechaza a Dios. Sin embargo, Dios se mueve y actúa fuera de lo que el mundo considera “normal” o “sensible”. Mientras que la gente suele centrarse en los dioses de la “seguridad” o de “vivir cómodamente” con la “riqueza material”, Dios les llama a aquellos que están en pacto con Él a salir de lo “normal”, a ser “imprudentes” según la definición del mundo. Creo que a Dios a menudo le encanta trabajar en el espacio que llamamos “incómodo”.

Dentro de las 24 horas del malvado ataque de Hamás contra el pueblo de Israel el 7 de octubre, cientos y luego miles de judíos comenzaron a prepararse para la aliá. Finalmente dieron el paso final, dejando a menudo atrás las vidas cómodas que habían construido para convertirse en israelíes, unirse a las Fuerzas de Defensa de Israel y ser una luz que hiciera retroceder la oscuridad de Hamás.

En hebreo, la palabra hamás significa “violencia”. Esa es exactamente la esencia de la organización terrorista que continúa manteniendo a más de 100 israelíes como rehenes dentro de celdas de prisión y túneles terroristas, mientras que somete a una ideología maligna a los 2 millones de habitantes de Gaza.

Puentes para la Paz ha estado funcionando las 24 horas del día para ser una luz y aplastar la oscuridad. Nos sentimos muy alentados por los miles de cristianos que se asocian con nosotros para garantizar que la luz brille aún más. Hemos ayudado a miles de judíos que han dado el paso trascendental de mudarse a Israel, a convertirse en parte del pueblo que ha experimentado el mayor trauma desde el fin del Holocausto.

Por favor, ¿podrías considerar unirte a nuestros esfuerzos donando al Proyecto Rescate’? Te invitamos a ser una luz en las vidas del pueblo judío que ha obedecido las instrucciones de Dios y ha respondido a Su santo llamado de hacer de Israel su hogar. La oscuridad está tratando de vencer a la luz. ¿Cederás y permitirás que la oscuridad corra desenfrenadamente? ¿O elegirás valientemente la luz (2 Pe 1:18-20); clamarás a Dios pidiendo fuerza y valor, y te unirás a nosotros para ayudar a miles de judíos a regresar a la tierra de sus antepasados, asociándote así con el plan de Dios? ¡Elige la luz! ¡Elige la vida!

Con audacia en esta hora de necesidad,

Rvdo. Peter Fast

Presidente Ejecutivo Internacional

 

Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz