×

Debit/Credit Payment

Credit/Debit/Bank Transfer

Julius Padece de Frío

enero 15, 2013
Print Friendly, PDF & Email

Foto por Stanislaw Gawel

Julius Rechter es un sobreviviente de Auschwitz, parte del pueblo de Dios que ha atravesado indecibles sufrimientos. Él y muchos otros ancianos judíos aún enfrentan necesidades imperantes, especialmente en esta temporada de invierno. No le escribo para pedir por mí o por Puentes para la Paz, sino por tantas preciosas vidas que se encuentran en circunstancias semejantes a la de este asombroso hombre.

Julius Rechter padece de hambre. Es anciano. Ha enfrentado grandes dificultades, pero es un sobreviviente. Cuando era niño, fue enviado al campamento de concentración Auschwitz-Birkenau, donde le estamparon el número A-4912. Debido a su edad, fue transferido a una fábrica donde los alemanes desarrollaban armas químicas. La planta fue bombardeada por los aliados, pero sobrevivió.

Luego lo enviaron a producir ladrillos en otro lugar. Cuando llegaron los soviéticos a su ciudad, los alemanes sacaron a todos los prisioneros de noche y los marcharon de un campamento a otro. Julius terminó en Dorlova, donde trabajó haciendo cohetes para los aviones Luftwaffe. Las condiciones eran extremas. Había muy poca comida y poco descanso.

Después de la guerra, Julius regresó a su casa en Berogrovo, Ucrania, y la encontró vacía. Su padre, su tío y sus primos habían todos muerto en Auschwitz. Ya no le quedaba nada ni nadie. Fue a vivir con un cuñado, pero sobrevivió con la alimentación de cocinas públicas. Julius ha permanecido en Berogrovo y actualmente es el último sobreviviente del Holocausto que queda de entre 1,000 judíos que regresaron desde los campamentos.

Juius Rechter vive en el oeste de Ucrania en circunstancias todavía difíciles. Es un anciano muy débil, y depende de otros para comer y sobrevivir. Su sueño siempre ha sido el de mudarse a Israel, pero debido a su edad y condición de salud, no es probable que pueda realizar ese sueño.

Sobre 10,000 judíos en esa área viven en condiciones tan deplorables que las consideraríamos insostenibles. Ahora les ha alcanzado el crudo invierno, y muchos de esos pobres ancianos judíos ni siquiera tienen calefacción.

Le pido hoy que ayude a estas personas. Si usted actúa, personas como Julius podrían ser calentados y alimentados. Puentes para la Paz está dispuesto a proveer calentadores y frazadas a esos hijos de Dios que viven en dichas condiciones infrahumanas, pero es tanta la necesidad que necesitamos su colaboración.

DrMadra/ shutterstock

Por este medio le describo la situación tan difícil de Julius y de tantos otros judíos que no pueden regresar a la tierra de Israel, y que requieren de una ayuda especial en estos momentos cruciales. Puentes para la Paz se dedica al trabajo de ayudar y bendecir al pueblo judío y a la nación de Israel. Somos sus manos y pies para proveerles alimento, albergue y otras ayudas prácticas en nombre del Señor.

Reconozco que en esta época muchos le piden que colabore con proyectos de gran necesidad. Confío que, a medida que usted decida a quién ayudar, Dios dirija su corazón. Posiblemente usted no pueda hacer un regalo este año de tanto significado como a estas personas en tan urgente necesidad. Con su generoso donativo, podremos proveer calentadores, frazadas y comida a individuos como Julius para que sobrevivan los próximos meses de invierno.

Le aseguro personalmente que cuando usted haga su aportación, Puentes para la Paz bendecirá a estos preciosos ancianos judíos, sobrevivientes del Holocausto, quienes todavía viven en condiciones paupérrimas. Lo hacemos en el nombre del Señor Jesucristo y por parte de cristianos que desean bendecir al pueblo de Dios.

Por eso pido que aporte según Dios le haya bendecido. Algunos pueden aportar desde $500 hasta $10,000, pero otros sólo $100 ó menos. No importa cuánto usted pueda dar, porque sabemos que su aportación vendrá del corazón.

Cualquiera que sea su regalo, es honroso ante los ojos de Dios, y será usado para proveer calor y alimento a personas como Julius Rechter.

Cuando ministremos al pueblo judío en Israel, debemos recordar a los ancianos judíos en otras partes del mundo que, por su pobre condición de salud y otras situaciones limitantes, no pueden cumplir su sueño de vivir en Israel. Debemos recordar a Julius. Que Dios le bendiga a medida que usted bendiga a Su pueblo en Israel y en la Diáspora.

Bendiciones desde Israel,
Rebecca J. Brimmer
Presidenta Internacional

 

Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos