¡Anda, espíalo!


Sólo dos espías no estuvieron de acuerdo: Josué y Caleb. Trágicamente los israelitas, con gran llanto decidieron que no querían entrar en la tierra. Pensaron en reemplazar a Moisés por alguien que los llevara de regreso a Egipto. El Señor se enojó.
En consecuencia, aquella generación de israelitas vagaría 40 años por el desierto y moriría allí, todos hombres de 20 años o más. ¡Qué historia de fracaso! Toda una generación pereció.
Conectando con Tisha b’Av
Tisha b’Av (el 9 del mes bíblico de Av) es el día más triste del año para el pueblo judío. En este día ayunan de toda comida y agua. ¿Por qué es un día de luto? En este día han ocurrido algunas de las tragedias más horrendas de la historia judía.
El primer incidente registrado se encuentra en el libro de Números: la historia de los 10 espías y su mal informe. Además, los dos Templos fueron destruidos en este mismo día de la historia. En Tisha b’Av de 1290, todos los judíos fueron expulsados de Inglaterra, y en 1492, todos los judíos fueron expulsados de España. El 2 de agosto de 1941, el Líder del Reich del Partido Nazi, SS Heinrich Himmler, recibió formalmente la aprobación del Partido Nazi para la ‘Solución Final’. Como resultado, comenzó el Holocausto, durante el cual pereció casi un tercio de la población judía mundial.
¿Qué es lo que salió mal?
Los israelitas no tenían fe en Dios. ¿Cómo es posible? Habían presenciado el cruce del Mar Rojo; las plagas y el triunfo sobre Egipto, la superpotencia del mundo. Ya habían derrotado a enemigos poderosos. ¿Cómo no iban a volver a confiar en Dios? En Hebreos 11:6 leemos: «Sin fe es imposible agradar a Dios«. Había pasado aproximadamente un año desde que salieron de Egipto cuando fueron a espiar la tierra. En ese año, también habían experimentado la entrega de la Torá (Gn-Dt) en el Monte Sinaí. Habían visto la provisión de Dios. Habían visto la nube de día y la columna de fuego por la noche.
Tenían miedo, y por eso su perspectiva estaba equivocada. Estos 10 espías —10 líderes muy respetados— regresaron tan llenos de miedo, que olvidaron el poder de Dios y Su bondad.
Fueron incapaces de escuchar la verdad declarada por Josué y Caleb: “Si el SEÑOR se agrada de nosotros, nos llevará a esa tierra y nos la dará; es una tierra que mana leche y miel. Solo que ustedes no se rebelen contra el SEÑOR, ni tengan miedo de la gente de la tierra, pues serán presa nuestra. Su protección les ha sido quitada, y el SEÑOR está con nosotros; no les tengan miedo” (Núm 14:8-9).
Según algunas fuentes judías, a los israelitas les gustaba su vida en el desierto. Les había resultado cómoda. Dios les proporcionaba todo lo que necesitaban. Su presencia estaba en el centro del campamento. No tenían que trabajar para mantener a sus familias. Simplemente podían disfrutar de la presencia de Dios todo el tiempo.

Parte dos: 40 años después
Josué envió dos espías a inspeccionar la ciudad de Jericó. Éstos fueron de incógnitos; en secreto. Aunque las Escrituras no los identifica por su nombre, la tradición judía enseña que eran Caleb y Finees; dos hombres muy respetados y piadosos.
Una vez en Jericó, estos dos espías llegaron al lugar de Rahab, la prostituta. Algunos sabios judíos dicen que era posadera. En cualquier caso, su establecimiento era un lugar frecuentado por los viajeros. La Biblia dice que los espías se quedaron allí, y cuando el rey de Jericó se enteró de su presencia, se dio cuenta de que eran espías. Exigió que Rahab se los llevara. Rahab decidió desafiar al rey. Decidió mentir y luego esconder a los espías.
¿Por qué haría Rahab algo tan arriesgado? Era traición. Desafió a su rey. Pero explicó sus razones a los espías: «Sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra, y que el terror de ustedes ha caído sobre nosotros, y que todos los habitantes del país se han acobardado ante ustedes. Porque hemos oído cómo el SEÑOR secó el agua del Mar Rojo delante de ustedes cuando salieron de Egipto. También supimos lo que hicieron a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a quienes destruyeron por completo. Cuando oímos esto, nos acobardamos, no quedando ya valor en hombre alguno por causa de ustedes. Porque el SEÑOR, el Dios de ustedes, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra» (Jos 2:9-11).
Sus palabras muestran fe en Dios, basada en Sus actos; lo que les faltó a los espías originales, los 10 enviados 40 años antes. Esta mujer canaanea temía menos las consecuencias que pudiera sufrir a manos de su rey, porque temía al Señor. Reconoció que los Hijos de Israel habían sido llamados para un propósito especial y estaba decidida a estar del lado de ellos.
Los 10 espías no tuvieron la perspectiva correcta. En realidad, los «gigantes» a los que tanto temían estaban aterrorizados por los israelitas. Éstos vagaron por el desierto durante 40 años porque no vieron la verdad. Su miedo e incredulidad les cegó, para no ver lo que Dios estaba haciendo. Su rebelión les robó su futuro.
Los dos espías enviados a Jericó eran diferentes. Regresaron a Josué con estas palabras: «Ciertamente, el SEÑOR ha entregado toda la tierra en nuestras manos, y además, todos los habitantes de la tierra se han acobardado ante nosotros» (Jos 2:24a).

Bibliography
Chabad.org
Golden, Richard, W. The Haftarah and its Parsha. Bet Shemesh: Mosaica Press, 2022.
Tamari, Meir. Truths Desired by God. An Excursion into the Weekly Haftarah. Jerusalem: Gefen Publishing House, 2011.
“Tisha b’Av.” Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Tisha_B%27Av
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