Incluso sin nuestra autorización, Israel podría atacar las instalaciones nucleares de Irán
Dos acontecimientos paralelos ocurridos el pasado noviembre —uno en Siria y el otro en Washington— han reavivado la persistente amenaza de Israel, de atacar el programa nuclear iraní. Mientras los funcionarios de defensa israelíes reevaluan sus opciones, surgen tres escenarios distintos sobre cómo podría desarrollarse dicha misión.
El primer acontecimiento fue el colapso del régimen de Assad en Siria, que permitió a la Fuerza Aérea Israelí destruir gran parte de la sofisticada y densamente desplegada, red de defensa aérea siria. La operación abrió un corredor estratégico hacia Irán que previamente se había considerado demasiado peligroso, para los aviones de guerra israelíes.
El segundo fue la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En cuestión de semanas, Trump descongeló la crucial ayuda militar estadounidense a Israel, incluyendo municiones que habían sido retenidas por la administración Biden. También lanzó una nueva iniciativa diplomática destinada a frenar las ambiciones nucleares de Irán, un cambio drástico casi una década después de retirarse del acuerdo nuclear de 2015, con el firme apoyo del primer ministro Benjamín Netanyahu.
Si bien Trump no ha dado luz verde a Israel para un ataque, el renovado impulso ha vuelto a poner de relieve la posibilidad de una acción militar. Según informes, los líderes israelíes están considerando tres escenarios principales:
Ataque unilateral israelí sin apoyo estadounidense
El año pasado, Israel demostró que puede penetrar profundamente en territorio iraní, atacando objetivos militares estratégicos incluso en las remotas regiones orientales del país. Estas misiones han demostrado el alcance operativo de Israel y han expuesto las debilidades de las defensas iraníes.
Sin embargo, un ataque a gran escala contra las instalaciones nucleares de Irán, sería mucho más complejo y arriesgado. Los pilotos israelíes tendrían que atravesar casi 2,000 kilómetros de espacio aéreo hostil, atacar instalaciones fortificadas y profundamente enterradas, y regresar sanos y salvos; todo ello sin cobertura aérea ni apoyo de inteligencia estadounidense.
Un ataque unilateral también aumenta el riesgo de represalias. Irán podría responder con salvas masivas de misiles guiados de precisión y drones explosivos dirigidos contra la infraestructura militar y civil israelí. Incluso si la defensa aérea multicapa de Israel, reforzada por las baterías THAAD estadounidenses, intercepta la mayoría de las amenazas; una pequeña brecha podría perturbar gravemente la vida cotidiana y las operaciones militares.
Jizbolá en el Líbano y otras fuerzas iraníes en Siria y Yemen también podrían unirse a la lucha, abriendo nuevos frentes y desbordando las defensas israelíes.
Ataque israelí coordinado con apoyo defensivo estadounidense
Un escenario más realista implica la coordinación previa al ataque con Estados Unidos, especialmente en el ámbito de la defensa aérea. Israel podría notificar con antelación al Comando Central de EE. UU. (CENTCOM), lo que permitiría el despliegue de sistemas defensivos estadounidenses y la planificación estratégica para proteger el espacio aéreo israelí de represalias.
Este enfoque no requeriría la participación activa de EE. UU. en el ataque en sí, sino que dependería de un acuerdo político previo y de la autorización para volar a través de los corredores aéreos regionales, ahora más accesibles tras las exitosas operaciones de Israel en Siria.
Esta cooperación fortalecería las defensas de Israel, especialmente contra ataques multifrontales, y garantizaría un escudo antimisiles más amplio que incluya sistemas Arrow, Honda de David, Cúpula de Hierro y sistemas de interceptación láser más modernos.
Operación conjunta completa con EE. UU. y sus aliados
La opción más ambiciosa, y actualmente la menos probable, es una operación multinacional liderada por Estados Unidos con el apoyo de otros aliados occidentales y regionales. Países como el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Grecia han participado previamente en ejercicios aéreos conjuntos con Israel y podrían contribuir a un ataque coordinado.
Sin embargo, la disminución de la posición internacional de Israel tras la guerra en Gaza y las tensiones persistentes sobre la cuestión palestina, hacen que este escenario sea políticamente improbable. Un ataque multinacional requeriría que Israel ofreciera concesiones diplomáticas, posiblemente incluyendo el fin de la guerra de Gaza y pasos hacia una resolución política con los palestinos; una medida improbable bajo el actual gobierno israelí.
Aun así, un ataque de coalición amplia aumentaría drásticamente las posibilidades de destruir la infraestructura nuclear de Irán y restaurar la disuasión de Israel, gravemente dañada por los ataques del 7 de octubre liderados por Hamás.
Cada uno de los tres escenarios conlleva riesgos sustanciales y distintos grados de apoyo internacional. Un ataque unilateral ofrece rapidez, pero conlleva graves consecuencias. Un ataque coordinado proporciona mayor protección, pero requiere la cooperación de Estados Unidos. Una operación conjunta podría producir los resultados más decisivos, pero exige un trabajo político preliminar que actualmente parece inalcanzable.
Mientras los líderes israelíes continúan evaluando sus opciones, el futuro de la región podría depender no solo de las capacidades militares, sino también de los cambios en las estrategias diplomáticas de Washington, Teherán y Jerusalén.
Traducido por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz
Un artículo originalmente publicado por Ynetnews, el 11 de junio de 2025. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este enlace.
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