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Recuperando el sionismo

diciembre 10, 2024

by: Kate Norman, Escritora para Puentes para la Paz

Israel y el pueblo judío quedaron en el centro de la atención internacional hace más de un año, tras la masacre del 7 de octubre perpetrada por la organización terrorista Hamás. Durante los primeros días, mientras el mundo observaba a Israel dolerse por sus 1,200 víctimas y los 251 rehenes llevados a Gaza, el estado judío contaba con la empatía mundial. Pero cuando Israel contraatacó y lanzó una operación terrestre en Gaza para erradicar la amenaza de Hamás y recuperar a los rehenes, la situación se volvió en su contra.

El antisemitismo alcanzó un punto álgido, con manifestaciones y disturbios pro-palestinos, pro-Hamás y anti-israelíes en las principales ciudades y campus universitarios de todo el mundo occidental. La violencia y la agresión contra el pueblo judío aumentaron, al mismo tiempo que los comercios y sinagogas judías fueron vandalizados. Sin embargo, ni los perpetradores de estos actos reprensibles ni quienes se manifiestan contra Israel aceptan la etiqueta de antisemitismo, no, en cambio se identifican como anti-sionistas. De hecho, “sionista” se ha convertido en una mala palabra salida de la boca de quienes odian a Israel y/o al pueblo judío. Pero como sucede con tantos términos y frases perfectamente inocentes, la palabra sionismo fue secuestrada y su significado original ha sido distorsionado a algo que parece desagradable. Ha llegado el momento de recuperar el sionismo y devolverle su significado original, bíblico.

Pero ¿qué es el sionismo?

El sionismo es, en esencia, la creencia de que el pueblo judío tiene derecho a su propio estado judío en la tierra bíblica de Israel. Es la creencia de que el pueblo judío, como cualquier otro pueblo, puede vivir en soberanía y autodeterminación en su propio estado nacional. Los suecos tienen derecho a vivir en Suecia. Los brasileños tienen derecho a vivir en Brasil. ¿Acaso los judíos no tienen derecho a vivir en Judea?

Tal vez la mejor manera de entender lo que es el sionismo es resumir lo que no es. El sionismo no es un movimiento colonialista; es simplemente el pueblo judío que busca regresar a la tierra que Dios prometió a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob hace milenios. El sionismo tampoco es un movimiento racista; el pueblo judío ha regresado del exilio en los cuatro rincones de la tierra; el estado judío es una nación maravillosamente diversa, que incluye poblaciones prósperas de no judíos como árabes musulmanes, cristianos, católicos, drusos, etc. El apoyo a un estado judío no significa apoyar un estado exclusivamente judío. El sionismo tampoco es una conspiración del pueblo judío para apoderarse del mundo. Francamente, si ese fuera el caso, estarían haciendo un trabajo terrible, viendo el rampante antisemitismo en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales.

Historia del sionismo

El sionismo está intrínsecamente arraigado en la religión, cultura y oraciones judías, desde que el pueblo judío fue exiliado de su patria y llevado al cautiverio babilónico en el año 597 a. C. El Salmo 137 habla de su lamento en una tierra extranjera: “Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión… Si me olvido de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza” (v. 1, 5).

Desde ese exilio y el segundo gran exilio del pueblo judío bajo el Imperio Romano hace 2,000 años, el pueblo judío ha mantenido una conexión con su antigua patria y un anhelo por ella. Los judíos religiosos que recitan la oración de la Amidá tres veces al día, dicen las siguientes palabras por la mañana, por la tarde y por la noche: “Levanta la insignia para reunir nuestros exilios, y reúnenos juntos desde los cuatro extremos de la Tierra. Bendito eres Tú, El Eterno, que reúnes los dispersos de Tu pueblo Israel”. Cada año, los judíos en la diáspora (la comunidad judía fuera de Israel) terminan su cena de Pésaj con las palabras: “El año que viene en Jerusalén”.

El sionismo moderno surgió a finales del siglo XIX en medio de otro aumento de antisemitismo, ostracismo [rechazo] y persecución del pueblo judío, en particular en Europa. Cuando entra en escena el dramaturgo y periodista austríaco Theodor Herzl, conocido como el “padre” del sionismo moderno, observó la persecución mundial que sufrían sus compatriotas judíos y comenzó a impulsar el retorno de los judíos a su antigua patria, donde podrían vivir su identidad judía en paz y libertad.

Herzl era un sionista político y trató de convencer a personas influyentes de la época para que se unieran a sus esfuerzos por establecer un estado judío en Israel. Publicó su famoso panfleto titulado “El estado judío” en 1886, con el subtítulo “Propuesta de una solución moderna para la cuestión judía”. Sus esfuerzos continuaron a lo largo de los años y culminaron en el Primer Congreso Sionista de 1897 en Basilea, al que asistieron unos 200 judíos influyentes de todo el mundo, pero especialmente de Europa. Después de este acontecimiento, Herzl escribió en su diario: “Si resumiera en una palabra el Congreso de Basilea —que no lo haré públicamente— sería así: En Basilea yo fundé el estado Judío. Si dijera esto en voz alta hoy, se reirían de mí. Posiblemente en cinco años, y ciertamente en cincuenta, todos se darán cuenta”.

Herzl tenía razón. Cincuenta años después, el moderno estado de Israel renació.

El sionismo en la Biblia

La palabra “Sión” en la Biblia se refiere a Jerusalén, ampliándose después para significar todo Israel. Esta es la tierra que Dios le prometió a Abraham, y también prometió «Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré» (Gn 12:1-3). Más tarde, Dios repite esta promesa a Isaac en Gn 26:3: «Reside en esta tierra y yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham» y a Jacob en Gn 28:13: «… la tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia».

Los propósitos y planes de Dios para Israel y su pueblo están entretejidos a través de las Escrituras, hasta llegar al Nuevo Testamento. De hecho, Jesús [Yeshúa] mismo era judío, nacido en Judea bajo el dominio romano.

¿Crees que el pueblo judío tiene derecho a vivir en la patria ancestral que el Dios de Israel les había prometido, el Dios de sus antepasados? ¿Crees que, como cualquier otro pueblo, Israel tiene derecho a existir y a vivir en autodeterminación? Felicitaciones, ya seas cristiano, judío, ateo o de cualquier otra religión, tú eres sionista.

 

Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz 

 

Publicado en diciembre 10, 2024

Fuente: Artículo (“Reclaiming Zionism”) del Dispatch from Jerusalem (Despacho desde Jerusalén) de diciembre 2024