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El sionismo en el Nuevo Testamento

por: Dr Bill Adams, Director Promocional Nacional, Oficina EE.UU.

Mientras escribo este estudio de Israel, se acerca la conmemoración del primer aniversario del ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre y del inicio de la guerra que le siguió. Al mirar atrás, resulta particularmente trágico ver cómo la peor atrocidad cometida contra el pueblo judío desde el Holocausto desató un tsunami de antisemitismo en lugar de apoyo y solidaridad. Sin embargo, quienes se oponen tan firmemente a Israel niegan ser antisemitas y afirman ser simplemente antisionistas.

El sionismo es la convicción de que el pueblo judío tiene derecho a su patria ancestral, la tierra bíblica de Israel, de la misma manera que el pueblo francés tiene derecho a Francia y el pueblo chino a China. Entonces, el antisionismo es la creencia de que el pueblo judío no tiene derecho a la tierra bíblica de Israel como su patria ancestral; de que el renacimiento del Estado moderno de Israel fue injusto; y que Israel no tiene derecho a existir.

Un gran amigo de Puentes para la Paz, el rabino Ari Abramowitz, dijo una vez: “Naturalmente, los judíos se centran en el sionismo judío y los cristianos se centran en el sionismo cristiano, pero en realidad hay un solo sionismo en el que centrarse, y ese es el sionismo bíblico”.

Para que los cristianos seamos auténticos sionistas bíblicos, debemos conocer bien tanto el principio como el fin del Libro. Los eruditos cristianos han estudiado el Antiguo Testamento extensamente y han recopilado varios recursos que respaldan bíblicamente el retorno de los judíos a Sión y el papel de los gentiles en ese proceso. Dado que el Nuevo Testamento necesita una inspección más detallada sobre el tema del sionismo, hagamos una breve exploración de la Biblia para buscar el sionismo cristiano en sus páginas.

Es la tierra de Israel

«Levántate, toma al Niño y a Su madre y vete a la tierra de Israel…» (Mt 2:20a).

Un ángel del Señor le dio esta instrucción a José, el padre de Jesús (Yeshúa), mientras la familia se refugiaba en Egipto. Toma nota de adónde se le indicó a José que fuera: no a “Palestina” sino a “la tierra de Israel”. Esto proporciona a los sionistas cristianos la definición del cielo del territorio que es el centro de la atención internacional.

Consideremos ahora a Jesús, el exiliado judío huyendo de la matanza de Herodes contra los niños de Belén. Sin embargo, después de la muerte de Herodes, la familia regresa a Israel, lo que presenta un prototipo del pueblo de Jesús que sería expulsado por los romanos y luego devuelto por Dios en una era de bendición y cooperación cristiana.

Como sionistas cristianos, hacemos eco del mensaje del ángel a José cuando exhortamos a nuestros hermanos cristianos a “ir a la tierra de Israel”. Un viaje a Israel no es una vacación, sino un ‘encuentro que cambia la vida’ con el Dios de Israel, quien está reuniendo a Su pueblo en Su tierra.

Muchos cristianos llegan como turistas y se van como sionistas con la misión de servir al pueblo judío que está regresando del exilio. Varias organizaciones cristianas sionistas tienen ahora su sede en Israel. Puentes para la Paz es una de ellas. Durante más de 50 años, miles de voluntarios de todo el mundo han proporcionado alimento, refugio, artículos para el hogar e importante apoyo moral a los judíos necesitados volviendo a casa.

Su familia terrenal

«El Rey les responderá: “En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron”» (Mt 25:40).

Cuando Jesús regrese como “el Rey”, llamará a rendir cuentas a las naciones, no a los individuos, en Su juicio. No juzgará basándose en creencias, sino en obras, específicamente en cómo las naciones (en plural, gentiles) trataron a Su nación, a la que Él considera “Sus hermanos”.

El sionista cristiano desempeña un papel clave en la determinación del destino de su nación. A través de nuestro mensaje bíblico consistente a las naciones y nuestras acciones santas hacia los vulnerables de la nación de Dios, establecemos un modelo de conducta correcta e inspiramos a otros a unirse a nosotros en la labor de alimentar a los hambrientos, vestir a los indigentes y acoger a los extranjeros. Nuestro deber se convierte en nuestro honor de servir a la familia terrenal de Jesús.

ESCUCHA, ISRAEL; EL SEÑOR NUESTRO DIOS, EL SEÑOR UNO ES.

Declarando el Shemá

Jesús respondió: «El más importante es: “Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento mayor que estos»” (Mrc 12:29-31).

Todo cristiano sabe que Jesús da prioridad al amor al Señor y al prójimo, pero ¿somos conscientes del contexto de este mandato? Jesús recitó la oración que ocupa el primer lugar en el corazón y la mente de todo judío: el Shemá: «Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es» (Dt 6:4).

Este es también el sello distintivo del sionista cristiano: cumplir el mandato de Jesús de amar en el contexto de declarar al único, verdadero y vivo Dios de Israel. Lamentablemente, los padres de la Iglesia prohibieron a los cristianos recitar el Shemá, calificándolo de “antitrinitario”. Qué extraño, considerando lo mucho que una de las personas de la Trinidad lo valoraba. Los sionistas cristianos corregimos esa teología cada vez que declaramos al Dios de Israel, que es Uno, mientras amamos a nuestros prójimos judíos como a nosotros mismos.

Todo lo relacionado con el Tanaj

Después Jesús les dijo: «Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos»” (Luc 24:44).

Tanto los judíos como los sionistas cristianos defendemos nuestro documento fundacional: la Biblia. Los judíos llaman a las Escrituras hebreas Tanaj, un acrónimo con la primera letra hebrea de cada una de las tres subdivisiones tradicionales de la Biblia: Torá (Gn-Dt), Nevi’im (“Profetas”) y Ketuvim (“Escritos”). Jesús las llamó de la misma manera, aunque se han traducido como “la Ley de Moisés y los Profetas y los Salmos”. El punto es que Jesús afirmó su canonicidad y autoridad cuando declaró que todas las cosas escritas en ellas debían cumplirse.

En Hechos 3:21, Pedro también predicó acerca de defender “todas las cosas” del Tanaj, mientras que Pablo profesó «creyendo todo lo que es conforme a la ley y lo que está escrito en los profetas» (Hechos 24:14b). “Todas las cosas” incluyen a los gentiles que algún día ayudarían a traer a Israel a casa, los consolarían y los ayudarían a restaurar Sión para la gloria de Dios. La restauración está establecida en el Antiguo Testamento, afirmada en el Nuevo Testamento y ahora se está cumpliendo ante nuestros ojos.

Entre ellas, con ellas

Tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas…” (Rom 11:17b).

La Iglesia no nació para reemplazar a Israel, sino para unirse al olivo judío cultivado por Dios, trayendo las ramas silvestres gentiles para la obra milagrosa de Dios del injerto, “contra lo que es natural”, como explica Pablo la horticultura divina (Rom 11:24).

Romanos 11:31 enseña que “…por la misericordia mostrada a ustedes, también a ellos ahora les sea mostrada misericordia”. Me conmovió profundamente el corazón darme cuenta de que, después de siglos en los que mis antepasados ​​cristianos infligieron maldiciones al pueblo judío, yo podía ser un instrumento de la misericordia de Dios para la sanidad de los corazones judíos.

Regocijándonos con Su pueblo

Pues les digo que Cristo se hizo servidor de la circuncisión para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por Su misericordia, como está escrito: «Por tanto, te confesaré entre los gentiles, y a Tu nombre cantaré». Y vuelve a decir: «Regocíjense, gentiles, con Su pueblo»” (Rom 15:8-10).

La exhortación de Pablo proviene de Deuteronomio 32:43 y nos informa que “Su pueblo” Israel se regocija a pesar de su sufrimiento, porque Dios proveerá “expiación por Su tierra y Su pueblo”. Dios también ordena a los gentiles que se regocijen con Su pueblo. ¿Qué tipo de gentiles podríamos esperar que se regocijen? Naturalmente, los cristianos sionistas, especialmente cuando hacen peregrinaciones desde las naciones para unirse a las fiestas bíblicas y otras celebraciones en medio de la soberanía judía restaurada en la Tierra Prometida.

Los ojos puestos en Israel

Consideren al pueblo de Israel…” (1 Cor 10:18a).

Pablo instruye a los gentiles que aprendan de la nación de Israel. Lamentablemente, algunos líderes de la Iglesia removieron nuestra herencia de la luz que provee el olivar hebreo, llevándola al túnel de la filosofía griega, la política romana y la conformidad occidental. La Iglesia ha sufrido por esto; Israel ha sufrido aún más. La brecha entre nosotros se hizo tan cavernosa que una Europa “cristiana” albergó un Holocausto, y hoy, el antisemitismo está nuevamente en su punto más alto.

Un remanente de la Iglesia, no muy diferente del remanente de Israel, ha persistido, orado y ha dado luz a líderes que han ayudado a la Iglesia a volver a ser un lugar de aprendizaje junto a Israel. El fundador de Puentes para la Paz, el Dr. G. Douglas Young, se atrevió a estudiar las Escrituras hebreas con colegas judíos y vio que los cristianos se beneficiarían de la riqueza de comprensión bíblica de los rabinos. Esto lo llevó a Sión —literalmente— donde fundó el Instituto de Estudios de la Tierra Santa en el Monte Sión. Luego surgió Puentes para la Paz como un medio para llevar la educación de raíz hebrea fuera de Sión y a las naciones.

Construyendo puentes

Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Él mismo es nuestra paz, y de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” (Ef 2:13-14).

Tal vez el plural “puentes” en Puentes para la Paz fue elegido para transmitir los dos puentes a los que se hace referencia en este pasaje: primero, el puente entre Dios y el hombre; segundo, el puente entre judíos y gentiles. Ver sanadas ambas heridas fue lo suficientemente importante para los apóstoles judíos como para dedicar gran parte de sus escritos a ese tema. Predicaron el Evangelio de la reconciliación entre Dios y el hombre mientras luchaban con la realidad de que los judíos y los gentiles están destinados a una verdadera comunión.

Los cristianos sionistas se esfuerzan por cerrar ambos abismos mediante iniciativas para construir puentes. Mediante una labor de amor, los voluntarios de Puentes para la Paz se centran en el segundo puente, la parte entre judíos y gentiles. Para aquellos de nosotros llamados a Sión, “promover una mayor relación entre cristianos y judíos en Israel y alrededor del mundo” va más allá de nuestra misión: es nuestra pasión.

Todo Israel, todas las naciones

Oí el número de los que fueron sellados: 144,000 sellados de todas las tribus de los israelitas. De la tribu de Judá fueron sellados 12,000; de la tribu de Rubén, 12,000; de la tribu de Gad, 12,000; de la tribu de Aser, 12,000; de la tribu de Neftalí, 12,000; de la tribu de Manasés, 12,000; de la tribu de Simeón, 12,000; de la tribu de Leví, 12,000; de la tribu de Isacar, 12,000; de la tribu de Zabulón, 12,000; de la tribu de José, 12,000 y de la tribu de Benjamín fueron sellados 12,000. Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos, y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos” (Ap 7:4-9).

No hace falta ser sionista para darse cuenta de que las doce tribus mencionadas en esta Escritura no son la Iglesia. Mientras que la Teología del Reemplazo enseña que los cristianos son el Israel prometido en lugar de los judíos, Apocalipsis 7 deja en claro que “las tribus de los israelitas” (Ap 7:4) tienen el “sello del Dios vivo” (Ap 7:2). ¡Juan ve a todo Israel representado en el Reino de los Cielos! Esto es motivo de alabanza al Dios vivo, el Dios de Israel, por Su poder para cumplir Su pacto.

Después de contemplar a los hijos e hijas redimidos de Sión, el apóstol dirige su mirada al espectáculo abrumador de naciones, tribus, pueblos y lenguas reunidas. ¡Cuán grande es la salvación de Dios, traída por medio de los judíos (Jn 4:22), a los judíos primeramente y también a los gentiles! (Rom 1:16).

Sionista bíblico

La primera vez que oí el término ‘sionista cristiano’ fue en el seminario, de una señora que había servido como voluntaria en Puentes para la Paz. Al principio, su afirmación me desconcertó porque me parecía contradictorio que un sionista tuviera algo que ver con la paz. Yo simplemente había dado por sentado que un sionista era un judío radical que odiaba a los árabes.

No pude aceptar que un cristiano fuera sionista hasta que hice el esfuerzo de conocer al verdadero Israel, al verdadero pueblo judío, y de estudiar lo que Dios dice al respecto. Fue entonces cuando descubrí que la clave para ser un auténtico sionista cristiano es ser un sionista bíblico. Junto con nuestros amigos y colegas judíos, esforcémonos por vivir y servir de una manera digna del llamado de Dios a Sión.

 

Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz 
Las citas bíblicas son tomadas de Nueva Biblia de las Américas ® Copyright (c) 2005 by the Lockman Foundation, usadas con permiso. www.NBLH.org  

 

Bibliografía

Brimmer, Rebecca J. and Bridges for Peace Leaders. Israel and the Church: God’s Road Map. Jerusalem: Bridges for Peace International, 2013.

Sandmel, Samuel. A Jewish Understanding of the New Testament. Woodstock, Vermont: Jewish Lights Publishing, 2005.

Vital, David. The Origins of Zionism. Oxford: Oxford University Press, 1975.

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