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De la esclavitud a la libertad: Israel celebra la Pascua

abril 15, 2022
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Jugo de uva y ‘matzá’ (pan sin levadura) en el banco de alimentos de Puentes para la Paz en Jerusalén

El atardecer de esta noche, el 14 de Nisán, el primer mes del calendario bíblico, marca el comienzo de la primera de las siete fiestas bíblicas, o tiempos señalados que Dios ordenó en Levítico 23.

Esta noche marca el comienzo de la festividad de un día de Pascua, o Pésaj en hebreo. En el transcurso de la próxima semana, la Pascua, junto con las fiestas de los Panes sin levadura y Primeros Frutos —la segunda y tercera fiestas bíblicas— forman un trío interconectado, también conocido como la temporada de nuestra libertad, y por una buena razón.

Los eventos que se entretejen para formar el Éxodo conmemoran el acontecimiento más crucial y sorprendente en la historia de Israel: Dios liberando a los hijos de Israel de la esclavitud y del malvado amo, Faraón, a través de la sangre del cordero pascual y de una serie de algunos de los milagros más épicos en la historia bíblica; y luego lanzarlos en un viaje que los convertiría en Su “especial tesoro“, “un reino de sacerdotes y una nación santa” (Éx 19: 5-6).

El Éxodo tuvo lugar alrededor del año 1400 a. C., dependiendo del historiador bíblico que escuches. Y hoy día, unos 3,300 años después, mientras los descendientes de los Hijos de Israel se preparan para celebrar su liberación milagrosa, recuerdan el dramático amanecer de esa primera Pascua.

Después de décadas de esclavitud a los faraones egipcios, Dios estableció a Moisés para guiar al pueblo judío de Egipto a la Tierra Prometida. Moisés se acercó a Faraón con un mensaje de Dios: “Deja ir a Mi pueblo para que me sirva” (Éx 9:1). Faraón se negó. Siguieron nueve plagas, pero el corazón de Faraón permaneció endurecido.

Luego vino el mensaje de Dios a Israel: “Como a medianoche Yo pasaré por toda la tierra de Egipto, y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto…” (Éx 11:4-5a). Sin embargo, el primogénito de la nación de Israel permanecería intacto, si el pueblo seguía las instrucciones de Dios. Cada hogar tenía que elegir un cordero sin mancha, que luego tenía que ser sacrificado y la sangre del cordero pascual se aplicaba en los postes y dinteles de la casa. La razón de Dios para las aparentemente extrañas instrucciones era simple: “La sangre les será a ustedes por señal en las casas donde estén. Cuando Yo vea la sangre pasaré de largo, y ninguna plaga vendrá sobre ustedes para destruirlos cuando Yo hiera la tierra de Egipto” (Éx 12:13).

Las cosas sucedieron tal como Dios dijo. “Y a la medianoche, el Señor hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto…” (Éx 12:29), pero donde se aplicó la sangre del cordero pascual a los dinteles de las puertas, el Ángel de la Muerte pasó por encima de esa casa.

Faraón se arrepintió y 600,000 hombres, además de mujeres y niños, abandonaron Egipto en ese día de Pascua para comenzar el viaje como la nación de Israel hacia la tierra que Dios prometió a sus antepasados.

Esta noche, los descendientes de los Hijos de Israel recuerdan estos eventos épicos cuando comienza la Pascua. Durante siete días, solo se comerá pan sin levadura o matzá. La celebración principal comienza con una comida especial llamada séder (que significa “orden”) la noche previa al primer día en casa entre familiares y amigos. La comida se lleva a cabo en un orden muy específico, que pretende llevar a todos en su propio viaje desde la esclavitud a la libertad. Incluye la lectura de la Hagadá (“la narración”), que relata la historia de la liberación milagrosa de Dios de Su pueblo de Egipto.

El séder es una celebración alegre con canciones, oraciones y preguntas. Todos participan en recordar y volver a contar la historia. La Pascua, más que cualquier festival, se trata de recordar y transmitir esa historia de liberación a la próxima generación, tal como Dios ordenó: “Y este día será memorable para ustedes y lo celebrarán como fiesta al Señor. Lo celebrarán por todas sus generaciones como ordenanza perpetua” (Éx 12:14).

Sin embargo, una nube oscura se cierne sobre las celebraciones de este año. Durante semanas, las tensiones se han gestado a fuego lento en la Tierra Prometida, amenazando con sumir a la nación en un derramamiento de sangre.

El Ramadán —el mes sagrado musulmán que se centra en la introspección, la piedad, la paz, la oración, la comunidad y el ayuno durante el día— a menudo provoca todo lo contrario, lo que genera un período de tensión, violencia, ataques terroristas y disturbios. Este año no fue diferente.

La violencia sin precedentes estalló en el período previo al Ramadán, que comenzó en la noche del 1 de abril, con un terrorista palestino apuñalando y asesinando a cuatro israelíes. Las semanas siguientes vieron tres ataques terroristas más en los que murieron 10 personas más.

Desde entonces, Israel ha pasado a la ofensiva con una operación destinada a detener a los posibles terroristas antes de que puedan atacar. La policía y el ejército israelíes han entrado casi todas las noches en las aldeas árabes de Judea y Samaria, arrestando y deteniendo a quienes tienen vínculos con los recientes ataques terroristas, así como a quienes están en proceso de planificar futuros ataques.

El miércoles por la noche, las fuerzas de seguridad israelíes detuvieron a seis posibles terroristas palestinos que planeaban atacar en Jerusalén esta noche para coincidir con la víspera de la Pascua. Este fue solo uno de las docenas de grandes ataques terroristas frustrados en las últimas semanas, dijeron los líderes israelíes.

Sin embargo, los ataques terroristas no eran la única preocupación de Israel. Mientras que Jerusalén se ha mantenido tensa durante las últimas semanas de violencia, la mayoría de los enfrentamientos, disturbios y derramamiento de sangre tuvieron lugar fuera de la Ciudad de Oro. Eso cambió esta mañana.

El jueves, los líderes terroristas en la Franja de Gaza emitieron un llamado de atención para que el pueblo palestino acudiera en masa a la Mezquita Al-Aqsa en el Monte del Templo —el lugar donde una vez estuvieron el Primer y el Segundo Templo— para protegerlo de las supuestas amenazas de los judíos.

Esta mañana, miles respondieron a esa llamada y acudieron en masa al sitio del punto crítico en las primeras horas de la mañana. Alrededor de las 4:00 a.m., multitudes de jóvenes palestinos comenzaron a marchar en el área, ondeando banderas tanto de la Organización para la Liberación de Palestina como del grupo terrorista Jamás, dijo un comunicado de la policía.

Las protestas y disturbios continuaron después de las oraciones de la mañana. Los enfrentamientos entre los palestinos y la policía israelí estallaron alrededor de las 6:30 a.m., cuando la multitud amotinada arrojó piedras y fuegos artificiales a los fieles judíos que oraban en el Muro de los Lamentos.

La policía utilizó gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y balas de goma para dispersar a la multitud. Según el servicio médico palestino Media Luna Roja, 150 palestinos han resultado heridos.

Casi al mediodía, hora de Israel, las tensiones siguen aumentando y la policía permanece en alerta máxima.

A medida que comienza la cuenta regresiva para Pésaj, Puentes para la Paz desea a Israel y a quienes celebran junto a ella una festividad pacífica y un jag Pésaj sameaj (feliz Pascua).

 

Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz

 

Publicado en abril 15, 2022

Fuente: Un artículo por Ilse Strauss, originalmente publicado por Bridges for Peace (Puentes para la Paz), el 15 de abril de 2022.

Fotografía por: Michio Nagata/bridgesforpeace.com