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Feliz Jánuca desde Jerusalén

diciembre 18, 2022
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Durante el Festival de las Luces, el suave resplandor de las velas de muchas janukiyas calienta los corazones de toda la Tierra de Israel.

Las calles de Israel resuenan con la alegre frase: «¡jag Jánuca sameaj!» mientras seres amados y perfectos desconocidos se desean mutuamente una “feliz fiesta de Jánuca” (Fiesta de la Dedicación o Festival de las Luces). El domingo por la noche, en los hogares de la Tierra Prometida y en las comunidades judías de todo el mundo, familiares y amigos se reunirán para la primera noche de este festival de ocho días; encenderán la primera de las ocho velas de la janukiya, el candelabro de nueve brazos especial para Jánuca; disfrutarán los deliciosos aperitivos tradicionales del festival y recordarán el gran milagro que conmemora Jánuca.

La historia detrás de Jánuca pareciera el relato más épico de la historia. Contiene todos los ingredientes necesarios: un pequeño grupo de fieles guerreros que defienden lo que es correcto en lugar de conformarse con lo que es cómodo; un tirano decidido a doblegar a sus súbditos ante su voluntad de hierro; una victoria milagrosa frente a las abrumadoras probabilidades; y, al Dios del universo interviniendo a favor de aquellos que esperan en Él.

Los hechos ocurrieron hace unos veintiún siglos, cuando la Tierra de Israel fue gobernada por el poderoso Rey sirio Antíoco IV Epífanes. Su reinado se caracterizó por una severa opresión y frecuentes masacres. Antíoco prohibió al pueblo de Israel practicar el judaísmo; instaló altares e ídolos para el culto forzado a los dioses griegos; profanó el Segundo Templo en Jerusalén sacrificando un cerdo en el altar; y puso a un sacerdote griego a cargo de la morada del Dios de Israel. Ofreció a los judíos sólo dos opciones: convertirse o morir.

Muchos se convirtieron, optando por una vida de comodidad y subyugación por encima de la convicción y la libertad. Sin embargo, un puñado de judíos, conocidos como los Macabeos, se rebelaron y emprendieron una campaña de guerrilla de tres años contra la abrumadora fuerza del Imperio Sirio. Contra todo pronóstico, el pequeño grupo de judíos derrotó a uno de los ejércitos más poderosos del mundo en ese momento y expulsó a los opresores de Jerusalén.

Inmediatamente después de su milagrosa victoria, los Macabeos buscaron purificar y volver a dedicar el Templo, reconstruyendo el altar y volviendo a encender la menorá, el candelabro de oro con siete brazos, que debía mantenerse encendido día y noche. Sin embargo, había un problema: únicamente lograron encontrar una vasija de aceite consagrado para ungir para encender la menorá, el cual era suficiente para mantener el candelabro encendido sólo por una noche. Sin embargo, según la tradición, algo milagroso ocurrió. Las llamas de la menorá continuaron encendidas durante ocho noches, el tiempo exacto que tomó preparar un nuevo suministro de aceite consagrado. De ahí viene el nombre de la fiesta: Jánuca, que significa “dedicación” tanto en hebreo como en arameo.

Hoy en día, los descendientes de los antiguos Macabeos celebran este milagro de luz y aceite a través de la fiesta de ocho días de Jánuca. En cada noche de los ocho días, la familia y los amigos se reúnen para encender las velas de la janukiya: una vela la primera noche, dos la segunda y así sucesivamente, hasta que las ocho velas de la janukiya estén encendidas.

Durante ocho días, las mesas se llenan de aperitivos tradicionales de Jánuca, como sufganiyot (rosquillas dulces), latkes (tortitas de papa) y otras delicias fritas para rememorar el milagro del aceite. Y durante ocho noches, el frágil resplandor de miles de velas en Israel y en los hogares judíos de todo el mundo, trae a la memoria de quienes lo presencian el tremendo significado de algo tan aparentemente ordinario como la luz.

Este año, al atardecer del domingo, 18 de diciembre, se encenderá la primera vela de la janukiya. Y en la noche del lunes, 26 de diciembre, todas las velas del candelabro arderán intensamente.

Si bien Jánuca generalmente comparte el mes de diciembre con la Navidad, las dos fiestas rara vez coinciden. La variación en el tiempo se debe al uso de dos calendarios diferentes. Cada año, el pueblo judío continúa celebrando las fiestas según el calendario bíblico, que se basa en un ciclo lunar. El festival de ocho días de Jánuca comienza el 25 del noveno mes, llamado Kislev. La fecha de Navidad, por otro lado, se determina de acuerdo con el calendario gregoriano basado en el sol. Dado que estos dos calendarios no se alinean, las dos fiestas rara vez comienzan al mismo tiempo.

Desde Jerusalén, donde todos disfrutan de sufganiyot y latkes y se preparan para encender la janukiya, deseamos a la comunidad judía y a quienes que celebran una ¡jag Jánuca sameaj!

 

Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz 

 

Publicado en diciembre 18, 2022

Fuente: Un artículo por Ilse Strauss, originalmente publicado por Bridges for Peace (Puentes para la Paz), el 16 de diciembre de 2022.

Fotografía por: Autumn Groat/bridgesforpeace.com