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Trump y Netanyahu confabulándose para celebrar operaciones militares contra Irán, reformando el Oriente Medio

El presidente de Estados Unidos Donald Trump, recibe al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, por tercera vez desde que asumió la presidencia para un segundo mandato hace casi seis meses. A estas alturas, es evidente que las invitaciones son mucho más que gestos simbólicos. Trump y Netanyahu colaboran más estrechamente que cualquier otro líder mundial y están trazando el rumbo hacia un nuevo Oriente Medio.

A primera vista, la visita representa una celebración triunfal para ambos líderes.

Con el apoyo del mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca, Netanyahu ordenó una de las operaciones militares más audaces de todos los tiempos contra las instalaciones nucleares ilegales de Irán. Trump compensó los errores de anteriores administraciones estadounidenses que apoyaron a Irán, proporcionando a Israel las armas y la cobertura diplomática que necesitaba para lanzar el ataque.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, saluda al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en la Casa Blanca, el 7 de abril de 2025 (Crédito de la foto: Daniel Torok/White House/jns.org)

La "Operación el León Se Levanta” fue un éxito rotundo. Sin perder un solo avión ni piloto durante 12 días históricos, Israel asestó golpes devastadores al programa nuclear y la capacidad de misiles balísticos de Irán; debilitando y humillando gravemente a los líderes iraníes.

Una vez que Israel demostró su definitiva superioridad aérea, Trump ordenó la "Operación Martillo de Medianoche" para poner punto final al programa nuclear iraní.

La colaboración entre Netanyahu y Trump fue eficaz e impecable. Las operaciones pasarán a la historia y merecen una celebración en la Casa Blanca.

Irán había desestabilizado todo Medio Oriente

Las campañas militares conjuntas, no solo garantizaron la seguridad de Israel ante una amenaza existencial, sino que redefinieron la situación. Irán ha estado desestabilizando todo Oriente Medio, con agentes terroristas que operan en Irak, Siria, Líbano, Yemen y Gaza. Estos agentes amenazaron a los aliados estadounidenses en toda la región y más allá.

Los ataques contra las instalaciones nucleares de Irán no ocurrieron en el vacío. Desde la masacre perpetrada por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, Israel ha estado en guerra con agentes terroristas respaldados por Irán. Durante más de 620 días, Hamás, Jizbolá y los hutíes, e incluso el propio Irán; han disparado decenas de miles de cohetes contra Israel.

Israel respondió reduciendo metódicamente los tentáculos terroristas de Irán. Las prolongadas campañas militares debilitaron gravemente a Hamás y a Jizbolá. Tanto Israel como Estados Unidos han atacado con dureza los bastiones hutíes en Yemen. Luego vinieron los ataques sorpresa contra la cabeza del pulpo terrorista: el propio Irán. Tras la "Operación el León Se Levanta”, la República Islámica ya no es una superpotencia regional y ya no puede ejercer su maligna influencia.

La visión de Netanyahu

Sin embargo, mucho antes de la "Operación el León Se Levanta”, y durante años antes del 7 de octubre; Netanyahu ya hablaba de un nuevo Oriente Medio. Muchos creían que era un soñador irrealista o un fantasioso. Los pesimistas nunca vieron una salida para Israel y la región a un paradigma de conflicto.

Sin embargo, así como logró liberar la economía de Israel, transformando una nación en desarrollo en una potencia económica global; promoviendo la desregulación y la inversión multinacional masiva; Netanyahu está demostrando una vez más ser un visionario.

Así como Trump quería que Estados Unidos compartiera la victoria de Israel sobre Irán; Trump quiere que Estados Unidos se beneficie de la visión de Netanyahu para Oriente Medio. Y está utilizando la influencia de la mayor superpotencia del mundo para intentar liberar el potencial de esta visión.

Trump respeta el poder del ejército y la economía emergente de Israel, así como su ingenio y resiliencia. También reconoce los beneficios que un Oriente Medio realineado ofrece, no solo a los países de la región, sino también a Estados Unidos y al resto del mundo libre.

Para hacer realidad esta visión, Netanyahu y Trump han instituido una fórmula sencilla: derrotar a los terroristas y colaborar con los actores moderados. Para ponerla en práctica, Trump y Netanyahu tuvieron que romper varios paradigmas arraigados.

El equilibrio no es poder

El primer cambio es reconocer que la arraigada política estadounidense, de promover el equilibrio entre potencias rivales; es una receta para el desastre. Durante años, Estados Unidos buscó crear paridad y equilibrio entre Israel y los palestinos; en la región, en general entre Israel e Irán, y entre Irán y Arabia Saudita. Esta proyección estadounidense no reconoció ni valoró adecuadamente la cultura islámica.

La paz en Medio Oriente no se alcanza mediante el equilibrio. Al contrario, por su propio nombre, el islam significa sumisión. Las condiciones de paz solo se dan cuando todas las partes reconocen quién es fuerte y quién se someterá al poder superior. Cualquier ambigüedad desencadena el conflicto.

Trump ha actuado con sentido común, priorizando a Estados Unidos: brindando pleno apoyo a los aliados pro-occidentales que desean colaborar con Estados Unidos, para alcanzar objetivos comunes; y aislando a las entidades que no comparten los valores estadounidenses ni le ofrecen beneficios positivos.

Los palestinos no son aliados de Estados Unidos

El segundo cambio de paradigma se basa en el anterior al reconocer finalmente, que los palestinos nunca han demostrado ser aliados fiables, ni valiosos; de Estados Unidos. Al contrario, los palestinos han aportado poco o nada a Estados Unidos y a la región, en las últimas décadas. Su principal motor económico es la corrupción. Sus principales exportaciones son el terrorismo, el boicot y la propaganda.

Los palestinos han impedido la reconciliación con Israel violando repetidamente sus compromisos mínimos en virtud de los Acuerdos de Oslo, rechazando ofertas de paz a cambio de territorios inmerecidos y permitiendo que facciones terroristas compitan por el dominio de sus territorios. Continúan incitando a la violencia y financiando directamente el terrorismo regional, con estipendios para terroristas encarcelados en Israel y para las familias de los llamados "mártires”, asesinados en el acto de intentar un asesinato, en primer grado.

El 7 de octubre ha enseñado a Israel de una vez por todas, que los palestinos nunca podrán ser socios iguales en la paz. Al contrario, mientras los palestinos gocen de plena autonomía, sus territorios siempre serán nidos de avispas del terror; incluso si muchos palestinos reconocen que Israel es invencible y que el conflicto reduce drásticamente su propia calidad de vida y movilidad económica.

Hamás ha sufrido un golpe devastador, y la Autoridad Palestina [AP] ha quedado expuesta, sin poder de veto sobre la paz regional. Como tal, la propia Autoridad Palestina corre el riesgo de colapsar, al igual que Bashar al-Assad cayó en Siria tras el debilitamiento de sus aliados, Irán y Jizbolá.

Antes de la visita de Netanyahu, un artículo impactante en el Wall Street Journal indicó que los principales clanes en Hebrón, hogar de la mayor población palestina de Israel; están dispuestos a desertar de la Autoridad Palestina y reconocer la soberanía israelí.

Podría ser un modelo a seguir para los clanes de otras ciudades de mayoría palestina, donde Israel reconoce a líderes palestinos locales que pueden administrar y vigilar regionalmente, sin necesidad de una Autoridad Palestina centralizada.

Israel está experimentando con el mismo modelo en Gaza, respaldando al clan Abu Shabab como posible alternativa de gobierno a Hamás.

Rompiendo el veto palestino al progreso regional

Más allá de sus propias fronteras, los palestinos han obstaculizado el progreso regional, al vetar la paz entre Israel y otros países de la región. Los gobiernos estadounidenses, en particular los de Obama y Biden; reforzaron continuamente la teoría del poder de veto palestino. Trump la desbarató dicha teoría. Al romper el veto, Trump, durante su primer mandato, logró negociar acuerdos de normalización entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán.

Cuando Trump perdió contra Joe Biden, varios otros acuerdos de normalización estaban sobre la mesa. Sin embargo, el gobierno de Biden hizo retroceder a Estados Unidos a paradigmas fallidos: insistió en que los Acuerdos de Abraham no podían sustituir una solución de dos Estados basada en el territorio, sino que buscaba la promesa vacía de paz. Y que sancionar a Irán, no era la forma en que Estados Unidos podía tratar a un enemigo incomprendido.

Ahora que estos paradigmas se han roto e Irán ha sido derrotado, Netanyahu y Trump se disponen a dar los siguientes pasos en su camino para restablecer la región. En la Casa Blanca, ambos líderes mantendrán reuniones de trabajo, destinadas a poner fin a la guerra del 7 de octubre e impulsar los Acuerdos de Abraham.

Fin de la guerra en Gaza

Mientras Netanyahu partía para su viaje a la Casa Blanca, un equipo negociador israelí se dirigía a Qatar para las conversaciones de alto al fuego, con el objetivo de devolver a los 20 rehenes vivos y los 30 cadáveres que Hamás mantiene en Gaza. Hamás mantiene rehenes y a cientos de sus miembros armados, atacando a soldados israelíes y a estadounidenses que colaboran en la entrega de ayuda humanitaria; aterrorizando a su propia población. Sin embargo, ya no son una fuerza gobernante. En este momento, nadie lo es.

La alta jerarquía de Hamás ha quedado devastada, al igual que su mando intermedio. Carece de estructura organizativa. Ya no son una fuerza militar. Y gran parte de Gaza, minada por Hamás, ha sido arrasada. El pueblo gazatí, que ha reclamado falsamente el estatus de refugiado durante décadas, ahora se ve obligado a predicar con el ejemplo. Por ello, Israel está listo para declarar la victoria.

Estados Unidos está ejerciendo una fuerte presión sobre Qatar para que presione a Hamás para que se rinda; libere a los rehenes; y ponga fin a la guerra. Es probable que la guerra concluya en dos fases: un alto al fuego temporal de 60 días, en el que 10 rehenes vivos y 18 cadáveres serán devueltos a Israel; seguido de un acuerdo para el cese de las hostilidades.

Reasentamiento de refugiados de Gaza

En sus reuniones, Trump y Netanyahu abordarán las dos cuestiones más urgentes que se ciernen sobre la Gaza de la posguerra: ¿Quién gobernará la Franja devastada por la guerra? ¿Abrirá algún país, en cualquier parte del mundo, sus fronteras a los gazatíes como lo haría con los refugiados de cualquier otro país?

En la primera reunión entre Trump y Netanyahu en la Casa Blanca en febrero, Trump insistió en que los gazatíes serían reubicados, posiblemente en Jordania o Egipto. Si bien ambos países se han negado hasta el momento a aceptar gazatíes; Estados Unidos tiene una gran influencia económica sobre ambos. Se ha hablado de otros países, como Libia, como posibles destinos para los gazatíes dispuestos a abandonar la Franja. Hay indicios sólidos de que hasta la mitad de los residentes de Gaza estarían dispuestos a reconsiderar la reubicación, si se presentara una opción.

Reinicio de los Acuerdos de Abraham

Trump y Netanyahu también trabajarán en la creación de los incentivos y las fórmulas necesarias para establecer acuerdos de normalización con los vecinos de Israel, y los países de mayoría musulmana de todo el mundo. La joya de la corona sería un acuerdo de normalización entre Israel y Arabia Saudita.

Muchos han sugerido que, con Irán ahora reducido y fuera de la ecuación, Arabia Saudita no necesita una relación de seguridad con Israel. Sin embargo, lo cierto es lo contrario. Israel se ha consolidado como la superpotencia regional y el ejecutor militar. Con ello, se ha ganado el respeto de las naciones de la región.

Y si bien Estados Unidos participó en el ataque, la política interna puede cambiar rápidamente en una democracia que celebra elecciones cada cuatro años. Si bien Trump ha demostrado ser una fuerza constructiva para el bien y un reflejo del poder estadounidense, no hay garantías de que los futuros presidentes actúen de la misma manera.

Tanto el ala progresista del Partido Demócrata, como el ala aislacionista del Partido Republicano, podrían llegar al poder en los próximos años. De ser así, las naciones de Oriente Medio no podrán contar con la ayuda económica y militar de Estados Unidos. Si Estados Unidos no interviene para proteger los intereses de una región volátil, las alianzas regionales con Israel pueden resultar bastante eficaces.

Países como Arabia Saudita, han sido testigos de que Israel actuará para proteger sus intereses de seguridad, incluso, con gran riesgo.

La normalización de relaciones con Arabia Saudita se discutió abiertamente antes del 7 de octubre. De hecho, tanto Hamás como Irán admitieron que las atrocidades de ese día se cometieron, al menos en parte; para impedir dicho acuerdo. El mayor desenlace de esta amarga guerra de casi dos años, será lograr la normalización que los actores malignos de la región intentaron sabotear.

Líbano y Siria: ¿Enemigos convertidos en aliados?

Además, la guerra ha creado oportunidades de normalización que parecían imposibles, antes del 7 de octubre. Cuando Jizbolá estaba militarmente atrincherado en el sur del Líbano y Assad lideraba Siria —ambos respaldados por Irán— parecía imposible que ninguno de los dos países estuviera dispuesto a reconciliarse con Israel.

Pero ahora Irán ya no es un actor influyente. Jizbolá se ha visto drásticamente degradado, hasta el punto de no disparar ni un solo cohete durante la operación militar israelí de 12 días contra Irán. Assad fue depuesto como presidente y huyó al exilio en Moscú. Siria y el Líbano podrían ahora ofrecer a Israel posibilidades de normalización.

Otros países de mayoría musulmana, desde Medio Oriente hasta el Sudeste Asiático, también podrían ser candidatos para la normalización.

La Visión Económica del Corredor IMEC

En colaboración con Netanyahu, Trump intentará crear las condiciones necesarias para que las naciones que jamás imaginaron reconocer a Israel, firmen acuerdos de normalización.

Estos acuerdos también podrían ofrecer importantes beneficios económicos. En su intento por contrarrestar el dominio económico y comercial de China, Trump busca establecer una alternativa a la iniciativa de China con un “Cinturón y Ruta” chinos en Asia. Trump trabaja para impulsar el IMEC (Corredor India-Oriente Medio), que establecería una ruta comercial alternativa que conectaría el Lejano Oriente con Europa. Arabia Saudita e Israel son centros clave en la ruta.

Establecer una alternativa viable a China, requiere sortear cuellos de botella críticos, como el Canal de Suez. También requiere estabilidad regional en Oriente Medio. La estabilidad regional exige derrotar a los terroristas y promover la normalización con actores moderados.

Ayudar a Israel prioriza a Estados Unidos

Netanyahu y Trump tienen previsto debatir las relaciones económicas bilaterales. Durante la última visita de Netanyahu a Israel, los aranceles fueron el tema principal de la agenda. Es probable que también se discuta un paquete de ayuda militar.

Quienes se autodenominan "América primero" han hecho poco por comprender, cómo ayudar a Israel y derrotar a Irán podría contribuir en gran medida, a establecer el dominio estadounidense en una guerra comercial económica con China. Para Trump, la visión económica es el núcleo de su agenda política. La visión de Netanyahu para un nuevo Oriente Medio, le ayudará a hacerla realidad.

Ayudar a Israel puede haberle dado algunas ventajas al presidente estadounidense. Inmediatamente después del bombardeo de Fordow, Trump aprobó su "gran y hermoso proyecto de ley" por un solo voto en el Senado. La ayuda de Trump sin duda ha beneficiado a Israel, y en particular a Netanyahu.

En cambio, cuando Trump y Netanyahu presentaron el llamado "Acuerdo del Siglo", que habría ofrecido a los palestinos una vía hacia la creación de un Estado en grandes extensiones de Judea y Samaria; y luego, incumplieron sus promesas de aplicar la soberanía israelí en el Valle del Jordán; tanto Trump como Netanyahu se encontraron temporalmente, fuera del cargo.

La reunión del lunes debería fortalecer y animar a ambos líderes, y acercar la nueva visión de Netanyahu y Trump para Oriente Medio, un paso más a la realidad.

Traducido por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz

Un artículo por Alex Traiman, originalmente publicado por Jewish News Syndicate, el 6 de julio de 2025. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este enlace.

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