Tras las líneas enemigas: el salvavidas de Israel para los drusos sirios

Mientras una amenaza a fuego lento se cierne sobre la frontera norte de Israel, el mundo —fiel a su estilo— no ve nada, no oye nada y no dice nada.
En el centro de esta silenciosa tormenta se encuentra la comunidad drusa de Siria. Durante la larga guerra civil siria, esta minoría unida escapó en gran medida de la peor violencia. Esto cambió con la toma del poder del régimen de Ahmed al-Sharaa.
A las pocas horas de tomar Damasco, al-Sharaa se deshizo de su imagen extremista, se puso un traje y repitió como un loro las palabras de moda del mundo: tolerancia y coexistencia. Pero la retórica es barata. Para los drusos de Siria, las acciones de al-Sharaa hablan más fuerte, ninguna de ellas ha sido congruente.
Más allá de la región, la difícil situación de los drusos ha obtenido muy poca atención. ¿Por qué? En pocas palabras, porque no se puede presentar a Israel como el villano. Y como dice el cínico refrán: sin judíos, no hay noticias.
Pero aquí está el giro: Israel los está protegiendo discretamente. Mientras los drusos de Siria se enfrentan a un peligro creciente, Israel interviene con ayuda y defensa en una historia que es poco probable que se cuente.

Conoce a los drusos
Los drusos son una minoría religiosa islámica cuyas raíces se remontan al siglo XI. Su teología permanece envuelta en secreto. Hoy en día, más de un millón de drusos viven en el Medio Oriente, en Siria, Israel y Líbano, con comunidades más pequeñas en Turquía.
Son un pueblo unido por profundos lazos comunitarios y lealtad tanto a su herencia como a su patria. Cuando Israel capturó los Altos del Golán de Siria en la Guerra de los Seis Días de 1967, las comunidades drusas se encontraron repentinamente separadas, con familias y amigos divididos entre dos naciones que técnicamente siguen en guerra. Para un pueblo que valora la unidad y la identidad, la división sigue siendo dolorosa. Los familiares están separados por fronteras fortificadas.
Desde la perspectiva actual, sin embargo, pudo haber sido providencial. «Quizás Dios puso a los drusos en Israel para salvar a los drusos en Siria», declaró al Times of Israel, Samra Atalla, una drusa de origen sirio que se convirtió al islam en 1967.
Promesas vacías otra vez
La población siria es predominantemente musulmana sunita, con algunas comunidades minoritarias, como alauitas, cristianos y drusos. Los drusos, que representan alrededor del 3% de la población o 700,000 personas, han ocupado durante mucho tiempo una posición precaria al margen del poder.
La dictadura de Assad ondeó la bandera con orgullo del nacionalismo árabe secular, a la vez que favorecía a la minoría alauita y mantenía a otros grupos firmemente bajo su control.
Tras la caída de Assad, Al-Sharaa prometió una nueva era de verdadera inclusión y protección de las minorías. Pero esa promesa pronto se volvió hueca. El actual gobierno sirio está dominado por islamistas, algunos con vínculos con grupos extremistas. De sus 23 miembros del gabinete, solo uno es druso.
En marzo, estalló la violencia sectaria. Las milicias asesinaron a 1,400 alauitas —la misma secta que el exdictador Assad— en brutales purgas. En mayo, tras la viralización de un falso audio de un clérigo druso insultando al islam, las fuerzas del régimen y las milicias atacaron aldeas drusas cerca de Damasco, matando a casi 100 personas.
Al-Sharaa no ordenó la violencia, pero tampoco la detuvo. Para los drusos, el mensaje era claro: el gobierno no los protegerá.
En respuesta, unos 600 drusos huyeron de las afueras de Damasco y buscaron refugio en zonas del sur de Siria bajo control israelí. A la sombra de un estado demonizado durante mucho tiempo por el mundo árabe, buscaban algo que su gobierno no les proporcionaba: seguridad.

Israel al rescate
A instancias de sus propios ciudadanos drusos, Israel respondió con rapidez y decisión.
El 30 de abril, un ataque selectivo con drones impactó a un grupo armado cerca de Damasco, que, según informes, se preparaba para atacar aldeas drusas. Este fue el primer ataque contra fuerzas vinculadas a Al-Sharaa.
El primer ministro Netanyahu y el ministro de Defensa Katz lanzaron una advertencia inmediata: «No permitiremos que el régimen terrorista del islam radical en Siria dañe a los drusos. Si el régimen daña a los drusos, será dañado por nosotros».
Israel cumplió su promesa. En cuestión de horas, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) autorizaron acciones más amplias, incluyendo ataques contra activos del gobierno sirio si los ataques continuaban.
El 2 de mayo, aviones israelíes atacaron objetivos cerca del palacio presidencial en Damasco. Las autoridades israelíes lo presentaron nuevamente como una advertencia directa; la presidencia siria condenó la acción como una "gran escalada".
El apoyo se extendió más allá del campo de batalla. Las FDI enviaron 10,000 paquetes de ayuda humanitaria a las comunidades drusas y realizaron el primer lanzamiento de alimentos desde helicópteros israelíes en territorio sirio. Israel también estableció una unidad médica de campaña en el sur de Siria. Algunos drusos recibieron tratamiento en el sitio; otros fueron trasladados por aire a Israel.
Finalmente, Jerusalén permitió a los drusos sirios trabajar en el norte de Israel, ofreciendo alivio económico y fortaleciendo los lazos transfronterizos.
La respuesta multifacética de Israel —militar, humanitaria, médica y económica— envió un mensaje claro: Jerusalén apoya a los drusos.
¿Por qué la mano amiga?
Con Israel ya al límite de sus recursos, ¿por qué extender sus esfuerzos para la protección de los drusos sirios? Porque eso es lo que hace Israel.
El apoyo de Israel a los drusos sirios se basa en una combinación de imperativos estratégicos, morales y culturales. Refleja el compromiso constante del estado judío de proteger la vida, apoyar a sus aliados y salvaguardar sus propias fronteras.
En primer lugar, está el imperativo humanitario. Israel lleva mucho tiempo enviando ayuda y equipos médicos a lugares más allá de sus fronteras. Ayudar a los necesitados —especialmente cuando el mundo mira hacia otro lado— es parte integral de la ética nacional de Israel. Ayudar a los drusos fue lo correcto.
En segundo lugar, está el vínculo inquebrantable entre Israel y su comunidad drusa, compuesta por 150,000 miembros. A diferencia de muchos otros grupos minoritarios, los drusos han demostrado una lealtad inquebrantable al Estado. Sirven con orgullo en las FDI, a menudo en unidades de combate de élite, y están profundamente arraigados en el tejido cívico y de defensa de Israel.
Durante las ceremonias del Día de la Conmemoración de los Caídos de 2025, los líderes israelíes enfatizaron ese vínculo. El ministro de Energía, Eli Cohen, declaró: «La alianza entre el pueblo judío y la comunidad drusa trasciende fronteras». El ministro de Asuntos de Jerusalén, Meir Porush, profundizó en este sentimiento: «El pacto entre drusos y judíos es un pacto de vida», afirmó.
En tercer lugar, existe un cálculo estratégico. El trauma del 7 de octubre de 2023 transformó la mentalidad de seguridad de Israel. El sur de Siria se ha convertido en terreno fértil para los grupos yihadistas. Israel no puede arriesgarse a permitir que otra amenaza se agrave más allá de los Altos del Golán.
Entonces, Israel ha establecido una zona de amortiguación y ha tomado medidas preventivas para garantizar que los activos militares sirios no caigan en manos extremistas. Los drusos sirios, con sus creencias moderadas, sus vínculos históricos con Israel y su arraigada presencia en la región, actúan como contrapeso natural al extremismo islamista.
¿Y ahora qué?
Al momento de escribir este artículo, la intervención de Israel parece haber tenido éxito, al menos por ahora. La amenaza inmediata para los drusos sirios ha disminuido, y la masacre que temían no se materializó. ¿Es el claro mensaje de protección de Israel la razón de este resultado? Es posible.
Sin embargo, el peligro no ha desaparecido. Por eso, incluso cuando Israel enfrenta amenazas en múltiples frentes, sigue preparado para actuar con rapidez si se reavivan las tensiones. Donde el régimen sirio no ofreció protección, Israel está listo para brindarles seguridad.
Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz
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