Teaching Letter

¿Qué contiene un nombre?

Por Rvdo. Don James

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Los cristianos y los judíos somos portadores de una gran historia sobre amor inagotable y pacto inquebrantable. Esta historia está personificada en el nombre del único Dios verdadero, como explicaré en este artículo. Nuestra historia no solo es grandiosa, sino también verdadera. Estamos viendo el amor inagotable de Dios y Su pacto inquebrantable con el pueblo judío manifestándose en nuestra generación, así como se han manifestado durante más de cuatro milenios en los descendientes de Abraham. Ante nuestros ojos, Él está reuniendo a Su pueblo desde las cuatro esquinas de la tierra y defendiéndolo de sus enemigos, que también son Sus enemigos.

¿Qué hay en un nombre?

Nadie quiere que su nombre quede manchado. Perder la buena reputación entre familiares, amigos o la comunidad es una experiencia muy dolorosa. Piensa en alguien acusado falsamente de un delito. ¡Qué doloroso!

Hoy vemos cómo se difama el nombre de Israel y del pueblo judío. Se acusa falsamente a la nación de crímenes de guerra, mientras que sus enemigos son los verdaderos criminales de guerra. Sin embargo, ser acusados falsamente no es nada nuevo para los judíos.

Dios valora Su buen nombre y reputación. En Isaías 48:9, dice: «Por amor a Mi nombre contengo Mi ira, y para Mi alabanza la reprimo contra ti a fin de no destruirte». Para preservar su reputación, Dios no destruirá a Israel.

El profeta Daniel oró: «¡No tardes, por amor de Ti mismo, Dios mío! Porque Tu nombre se invoca sobre Tu ciudad y sobre Tu pueblo» (Dan 9:19). Daniel le pide a Dios que rescate Su ciudad y Su pueblo para preservar Su buen nombre.

El pasaje bíblico por excelencia donde vemos la atención apasionada de Dios a Su nombre y Su reputación es Ezequiel 36. La nación de Israel y el profeta Ezequiel están en el exilio cuando Dios habla a través del profeta a los montes de Israel. “Pero ustedes, montes de Israel, echarán sus ramas y producirán su fruto para Mi pueblo Israel; porque pronto vendrán” (Ezeq 36:8).

Encontramos el trasfondo de esta profecía en Deuteronomio 30:1-6, donde Dios prometió rescatar a Israel del exilio cuando regresaran a Él en obediencia. Sin embargo, hablando a través de Ezequiel, Él dice que no esperará hasta que Su pueblo sea obediente. Podríamos inferir que Él cree que la espera sería demasiado larga o incluso eterna. Por eso presenta Su nueva intención.

«‘No es por ustedes, casa de Israel, que voy a actuar, sino por Mi santo nombre, que han profanado entre las naciones adonde fueron. Vindicaré la santidad de Mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual ustedes han profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que Yo soy el Señor’, declara el Señor Dios, ‘cuando demuestre Mi santidad entre ustedes a la vista de ellas» (Ezeq 36:22-23).

El regreso de los judíos a la Tierra que Dios les prometió prueba que quien ha orquestado su regreso es el Señor, el único Dios verdadero. Cuando los terroristas de Hamás gritan «Allahu akbar» (Alá es el más grande) mientras atacan a Israel, se equivocan. Alá es un impostor. Conocemos el final de la historia. Al seguir esta batalla entre la luz y la oscuridad —un enfrentamiento que podría describirse como la batalla de los dioses, con el enemigo luchando contra el Dios de Israel— hasta su conclusión en las Escrituras, vemos que Jesús (Yeshúa) al regresar, derrota por completo a quienes aún atacan la Tierra Santa, incluso al final de esta era (ver Joel 3, Zac 12, Ap 16:16).

¿Cuál es el nombre de Dios?

Dado que el nombre de Dios es claramente de suma importancia para Él, veamos con más detalle cuál es exactamente. Las Escrituras revelan muchos nombres para Dios, pero hay un nombre central y personal que describe Su naturaleza con cierto detalle.

Conocemos la historia de la zarza ardiente en Éxodo 3. Moisés se siente atraído hacia ella y luego Dios le dice que se quite las sandalias. Continúa una larga conversación durante la cual Moisés se resiste al llamado de Dios de liberar a los israelitas del Faraón. Entonces Moisés le dice a Dios que el pueblo le preguntará el nombre del Dios que lo envía. «… ¿Qué les responderé?» Y dijo Dios a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY… YO SOY me ha enviado a ustedes» (Éx 3:14).

Dios declara claramente que este es Su nombre personal: «Este es Mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de Mí de generación en generación» (Éx 3:15). Ese nombre en hebreo es יהוה, a menudo traducido como YHWH y a veces llamado el tetragrámaton (una palabra griega que significa cuatro letras). Dado que el hebreo bíblico se escribía sin vocales, comúnmente lo conocemos como Yahvé, con ciertas vocales asumidas. Este nombre es tan sagrado para el pueblo judío que no lo pronuncian, sustituyéndolo por Adonai o HaShem (el Nombre) siempre que aparece en las Escrituras. 

El nombre de Dios representa Su carácter

¡YO SOY EL QUE SOY! Estas palabras son poderosas, pero también bastante enigmáticas y misteriosas. Más adelante, en Éxodo 33, Dios, con bondad, reveló lo que representa Su nombre. Permíteme preparar el escenario. Los israelitas habían caído una vez más en la idolatría y la desobediencia, sólo horas después de su poderoso encuentro con Dios en el Monte Sinaí. Moisés había estado mucho tiempo en la montaña y los israelitas exigieron que Aarón les diera un ídolo. Cuando lo hizo, todos festejaron en una orgía alrededor de ese ídolo, un becerro de oro.

Cuando Dios amenazó con dejar que los israelitas continuaran hacia la Tierra Prometida sin Su presencia, Moisés le suplicó a Él: «¿No es acaso en que Tú vayas con nosotros, para que nosotros, yo y Tu pueblo, nos distingamos de todos los demás pueblos que están sobre la superficie de la tierra?» (Éx 33:16b).

Dios cedió. Moisés, eufórico, le pidió a Dios que le mostrara Su gloria. Siempre me he preguntado si fue el desafío de guiar a los israelitas de la esclavitud a la libertad, lo que llevó a Moisés a exclamar: "¡Dios, para tener autoridad con este pueblo, necesito conocerte en verdad!".

Dios colocó a Moisés en una hendidura de la peña, pasó por delante de él y proclamó: «… El Señor [YHWH], el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación» (Éx 34:6-7).

Los rabinos han denominado la descripción que Dios hace de Sí mismo como los "Trece Atributos de la Misericordia Divina". Sin duda, el carácter de Dios posee mucha misericordia. La misericordia y el perdón se describen de diversas maneras, con una dosis adicional de disciplina y castigo, cuya duración se limita a tres o cuatro generaciones.

Esta lista de atributos se encuentra al menos ocho veces en el Tanaj (Gén-Mal), en su totalidad o en parte. Estos atributos son la forma en que Dios se describe a Sí mismo (leer Núm 14:18, Neh 9:31, Sal 86:5, Sal 103:8-11, Sal 145:8-9, Jon 4:2), lo que significa que la lista transmite el significado que encierra el enigmático nombre de YHWH: «YO SOY EL QUE SOY».

Entre los trece atributos de la misericordia, uno aparece dos veces. En hebreo, el término es jésed. La Versión Estándar en Inglés (ESV) traduce jésed como amor constante. En Éxodo 34:6-7, jésed aparece dos veces. Me parece interesante esta doble aparición. He descubierto que la palabra jésed aparece 246 veces en el Tanaj, casi siempre usada para describir el carácter de Dios. ¡Es una cifra increíble!

Tal vez no hayas notado este uso repetido de la palabra jésed o amor constante, quizás porque los traductores no son consistentes al traducirla al español. Encontrarás las palabras misericordia, gracia, bondad amorosa y, a veces, lealtad al pacto, usadas para la palabra hebrea jésed. Cuando jésed se traduce como amor constante, vemos cuán importante es este rasgo del carácter de Dios para nuestra comprensión. Una vez subrayé cada aparición de amor constante o jésed en la Biblia, y fue conmovedor, especialmente en los Salmos. A veces, me gusta decir que es "el apodo de Dios".

Jésed y Pacto

Comencé este artículo haciendo referencia al pacto inquebrantable de Dios. Mantener un pacto cuando tu compañero de pacto no es fiel requiere algo extraordinario en términos de carácter. Requiere jésed: la voluntad inquebrantable a perdonar y seguir amando.

John Bright, eminente erudito bíblico de una generación pasada, dice: «La palabra jésed no tiene una traducción exacta. La traducción habitual en la Biblia Inglés (“bondad amorosa”, “misericordia”, etc.) es sumamente inadecuada. La palabra está íntimamente relacionada con la idea del pacto. Cuando se usa para referirse a Dios, es casi equivalente a “gracia”. Se refiere al favor de Dios que convocó a Israel al pacto y al amor constante que le muestra incluso a pesar de su indignidad. Cuando se usa respecto al hombre, la palabra denota la respuesta apropiada a la gracia, que es lealtad absoluta al Dios del pacto y obediencia a Su voluntad».

Las siguientes cuatro Escrituras hacen explícito el vínculo entre jésed y pacto:

«Entonces sucederá, que porque escuchas estos decretos y los guardas y los cumples, el Señor tu Dios guardará Su pacto contigo y Su misericordia que juró a tus padres» (Dt 7:12).  

«… el grande y temible Dios, que guarda el pacto y la misericordia para con aquellos que lo aman y guardan Sus mandamientos» (Neh 1:5).

«… Dios nuestro, Dios grande… que guardas el pacto y la misericordia» (Neh 9:32a).

Y se acordó de Su pacto por amor a ellos, y se arrepintió conforme a la grandeza de Su misericordia” (Sal 106:45).  

Por amor a Mi santo nombre

Regresemos al nombre de Dios, YHWH, que contiene Su carácter y Su pacto, y hasta este tiempo presente, durante el cual Él está trayendo al pueblo judío de regreso a la Tierra «por amor a Su santo nombre» (Ezeq 36). Dios demuestra que es un Dios que cumple Su pacto al traer al pueblo judío de regreso a la Tierra a pesar de su comportamiento y ha prometido santificarlos una vez que estén allí. Demuestra que Él es el único Dios verdadero.

Ezequiel 36 nos muestra claramente la increíble importancia de lo que está sucediendo hoy en la reunificación del pueblo judío «por amor a Su santo nombre». A medida que el pueblo judío regresa a la Tierra prometida, Dios está demostrando que es falsa la mentira de la “teología del reemplazo”, con su enseñanza de que la paciencia de Dios se acabó, que rompió Su pacto con Abraham y que reemplazó a Israel con la Iglesia.

Además, es increíble que no solo podemos ver cómo se cumple la promesa de Dios, sino que también podemos participar. Ezequiel habla de Dios rociando agua limpia sobre Su pueblo una vez que están de regreso en las montañas de Israel. Añade que les dará un nuevo corazón y les infundirá un nuevo espíritu (Ezeq 36:25, 26). Es fácil ver cómo los programas de Puentes para la Paz —que ayudan y apoyan a los israelíes en necesidad— son como una fuente de agua limpia que lleva vida a almas que han estado secas y sedientas, debido a la persecución y el exilio que han enfrentado durante generaciones. Juntos, estamos manifestando los atributos de la misericordia de Dios, especialmente Su amor constante e inagotable, y participando en la santificación de Su santo nombre.

 

Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz

Bibliografía

Bright, John. The Kingdom of God. Nashville, TN: Abigdon Press, 1980.

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