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Las tribulaciones de los de los israelíes varados

En medio de la "Operación el León Se Levanta" contra objetivos nucleares y militares iraníes; y los ataques con misiles en represalia de Teherán, contra civiles israelíes; las aerolíneas cancelaron o desviaron vuelos, dejando a hasta 150,000 israelíes varados; lejos de casa. 

Atrapados en unas vacaciones eternas y en un ciclo de preocupación y ansiedad, unos 70,000 israelíes lograron regresar a casa por aire, mar o tierra.

Más de la mitad cruzó fronteras terrestres con Jordania y Egipto, incluyendo a Lilach, madre de dos niños pequeños de Rosh Haayin, en el centro de Israel; quien se encontró atrapada en París y tuvo que regresar a casa vía Jordania.

Lilach viajó a Francia el 12 de junio, dejando a sus hijos con su esposo por primera vez, desde que nacieron; para visitar a su familia en París junto con su padre. Esperaba regresar a casa el domingo; tres días después de emprender su viaje.

El viernes, se despertó con noticias de que Israel había lanzado ataques preventivos contra Irán.

“Cuando escuché las noticias, me sentí feliz y orgullosa. Que Israel alcance tal capacidad y neutralice al enemigo iraní es algo que todo israelí desea. Desperté a mi padre”, recordó.

“Empezamos a comprender que estaban cerrando el espacio aéreo de Israel, pero creía que para el domingo se reabriría”, declaró Lilach a JNS.

Lilach y su padre, en el vuelo de Larnaca a Áqaba (Crédito de la foto: Cortesía/jns.org)

El esposo de Lilach, reservista del Comando del Frente Interior, de las Fuerzas de Defensa de Israel, le dijo que tenía que presentarse al servicio y que dejaría a los niños con sus padres.

El vuelo del domingo de Lilach fue cancelado.

“Empezamos a pensar en alternativas. Se habló de vuelos de rescate. Investigué lo ocurrido el 7 de octubre y vi que, después de tres o cuatro días, ya había vuelos. Me dije a mí misma que no tardaría mucho —dijo, refiriéndose a la invasión del sur de Israel liderada por Hamás el 7 de octubre de 2023”.

Empecé a enviar mensajes a grupos de israelíes atrapados en Francia y comprendí que éramos muchos. Comenzaron los vuelos de rescate, pero no todos salían de Francia. Me encontré en una situación en la que mis hijos estaban sin sus padres, en tiempos de guerra. Estaba segura de que esto me convertiría en la primera prioridad y sería la primera en subir a un vuelo. Esto no ocurrió”; añadió.

El sábado, después de casi una semana, Lilach y su padre volaron a Pafos, Chipre. Al día siguiente, planeaban volar a Áqaba, Jordania, y cruzar a Israel por tierra. “Nuestro vuelo a Áqaba se retrasó. Cinco vuelos de Lárnaca a Israel se cancelaron ese mismo día. El aeropuerto estaba lleno de israelíes que se sentaban en el suelo quejándose de la cancelación de sus vuelos”, dijo.

“Finalmente, logramos llegar a Áqaba y cruzamos. Casi besé el suelo. No podía creer lo que estaba sucediendo. Vi la bandera israelí, vi a los soldados y me puse a llorar, después de 10 días conteniéndome”, continuó.

Al llegar a casa, Lilach se encontró con su esposo, que había regresado del ejército.

“Miré a mis hijos e intenté comprender cómo me encontré en una situación en la que no los vi durante una semana, cuando antes, el tiempo máximo que habíamos estado separados era medio día. Dos días de viaje se sintieron como 40 años en el desierto”, dijo a JNS.

“Los niños pequeños que crecieron en Israel en los últimos años, son muy fuertes. Están acostumbrados a las sirenas antiaéreas. Mis hijos estaban en buenas manos con la familia y cerca de una habitación segura”, continuó.

“Desde el 7 de octubre, hemos presenciado los acontecimientos más terribles, pero todavía me siento mucho más segura en Israel, incluso en un momento en que los misiles nos atacan”, añadió.

 “Nos encontramos en una situación en la que el Estado no pudo ayudar, o lo tomó demasiado a la ligera. No quiero criticar a nadie porque la seguridad de los ciudadanos que fueron blanco de los misiles iraníes, era lo más importante”, dijo.

 “Aun así, llegamos a una situación en la que cada ciudadano tenía que cuidar de sí mismo; las opciones eran arriesgarse y cruzar un país enemigo o encontrarse en el limbo”, continuó.

Orna y Haim, un matrimonio de Beit She'an, en el valle del Jordán; partieron hace casi dos semanas para lo que creían que serían unas vacaciones tranquilas en Corfú, Grecia; para celebrar el cumpleaños de Haim.

 “Llegamos el jueves por la noche. El viernes por la mañana, cuando me di cuenta de que la guerra con Irán había comenzado y los cielos estaban cerrados, nuestras vacaciones terminaron”, dijo Orna a JNS.

“Tenemos familia en Israel: hijos, nietos, amigos, además de mi madre de 83 años; a quien cuido. Desde ese momento, no pude disfrutarlo”, añadió.

“Mis hijos me dijeron que me relajara y disfrutara, que es mejor así; pero tu corazón está con tu país y tus hijos. No puedes estar tranquilo, ni siquiera estando en el lugar más hermoso del mundo. Experimentas lo que ellos experimentan. Con cada alarma, el corazón te da un vuelco; hay pánico, miedo y preocupación”, continuó.

Orna y Haim tienen cuatro hijos y ocho nietos que viven en el centro de Israel y no todos tienen habitaciones seguras, ni refugios cerca.

 “Te preocupa que todos encuentren un lugar seguro, y es muy difícil. Cuando era niña, en los años 70, nos bombardearon con muchos misiles desde Jordania. Vivía en Beit Shean y ver videos de los misiles iraníes me trajo recuerdos de mi infancia”, dijo.

“El sábado, un dron iraní impactó un lugar en Beit Shean a 20 metros de donde Orna vivía de niña. “Me hizo volver a aquellos días. Estaba aterrorizada, empecé a llorar, llamé a casa para asegurarme de que todos estuvieran bien. Milagrosamente, solo hubo daños materiales”, dijo.

En cuanto a su regreso a Israel, Orna dijo que se enfrentó a mucha incertidumbre.

“Intentas obtener respuestas de la aerolínea y no hay respuesta. Te dicen que tienes que cuidarte, que busques un vuelo porque no pueden hacer nada. Te sientes impotente porque desde Corfú no había vuelos a Israel”, dijo.

Los hijos de Orna intercambiaron ideas y decidieron llevarla a ella y a su esposo a Europa del Este y de allí de regreso a Israel.

“Esperamos que todo salga según lo planeado y que regresemos la semana que viene. Los precios de los vuelos son astronómicos; unas vacaciones que se suponía que costarían 6,000 shekels (1,765 dólares) me costaron seis veces más. Hay que pagar el hotel, la comida y el transporte”, dijo. “Tengo una clínica de cosmética y ahora mismo estoy rechazando clientes. Mi clínica se especializa en tratamientos relajantes con aceites, y muchos clientes querían venir. Mi marido también trabaja como taxista”, añadió.

Desde encuentros con personas que no entendían que Israel se enfrentaba a una amenaza existencial; hasta que su marido sufrió una fiebre de cuatro días; el viaje de Orna al extranjero estuvo plagado de dificultades, pero también se iluminó con la amabilidad de los israelíes, que conoció en el camino de regreso a casa.

“Muchos israelíes que viven en el extranjero nos abrieron sus corazones y sus casas. Uno de ellos, Nehoray, nos alquiló su apartamento en Corfú”, dijo.

“El pueblo de Israel es único y especial, y así es como sobrevivimos a la persecución y las dificultades. Seremos fuertes y el pueblo de Israel vivirá”, dijo.

Traducido por Chuy González – Voluntario Puentes para la Paz

Un artículo por Amelie Botbol originalmente publicado por Jewish News Syndicate, el 25 de junio de 2025. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este enlace.

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