De los textos islámicos

Durante generaciones, la cuestión palestina ha sido uno de los temas que más movilizan emocionalmente al mundo musulmán. Las calles se llenan de banderas, los sermones hacen referencia a la “causa palestina” y los políticos la invocan como un deber sagrado. Pero ¿qué dicen realmente los textos sagrados del islam sobre esta tierra y su pueblo?
La fe islámica y el Corán
Muchos cristianos crecen con poco conocimiento del islam: sus creencias, prácticas o textos sagrados. Los principios básicos del islam enseñan la creencia en un solo Dios, Alá; en ángeles que sirven como sus mensajeros; en libros divinos revelados a la humanidad por Alá; en profetas que hablan en su nombre, entre ellos Adán, Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma; en un día venidero del juicio final; y en la predeterminación de Alá de todos los acontecimientos, buenos y malos.
Los musulmanes creen que el profeta Mahoma —que vivió unos 1800 años después de Moisés y unos 570 años después de Jesús— recibió las revelaciones divinas del Corán del ángel Gabriel. Supuestamente, estas revelaciones comenzaron en una cueva cerca de La Meca en el año 609 d. C., cuando Mahoma tenía 40 años, y continuaron hasta su muerte en el año 632 d. C.

Mahoma, descrito en el Corán como analfabeto, transmitió las enseñanzas a sus seguidores, quienes las memorizaron y las escribieron en cualquier objeto que encontraban, incluyendo pergaminos, piedras y hojas de palma.
Distintos acompañantes del profeta registraron fragmentos de sus recitaciones, dando lugar a distintas versiones que circularon por diversas partes del mundo islámico. Abu Bakr, suegro de Mahoma y primer califa (líder religioso), se encargó de compilar el primer Corán unificado alrededor del año 632 d. C., basándose en los recuerdos de los seguidores de Mahoma y en recopilaciones de fragmentos escritos. Dieciocho años después, en el año 650 d. C., el califa Uthman encargó a un comité la labor de reunir las diferentes versiones y estandarizar el texto para la distribución por todo el creciente territorio musulmán. Ordenó que todas las demás versiones del Corán que no formaran parte del códice uthmaniano estandarizado fueran quemadas.
A pesar de la orden de Uthman, distintas versiones del texto persistieron en todo el mundo musulmán. Egipto, por ejemplo, no adoptó una versión oficial hasta 1924, cuando el rey Fuad I patrocinó a eruditos para producir la “Edición de El Cairo” del Corán, que es la más utilizada en la actualidad.
Así pues, el Corán surgió unos milenios después de la escritura de la Torá (Gn-Dt) y más de 600 años después de la finalización del Nuevo Testamento.
La Tierra de Israel en tiempos de Mahoma
Establezcamos un breve contexto histórico. Mahoma vivió entre el año 570 d. C. y el 632 d. C. En aquella época, el Imperio bizantino gobernaba la tierra de Israel junto con vastos territorios del norte de África, Portugal, el sur de Europa, la actual Turquía y gran parte del Medio Oriente.
En el año 614 d.C., los sasánidas, un poder persa preislámico, tomaron el control de Jerusalén y Tierra Santa hasta que los bizantinos recuperaron el control en el año 628 d.C.
Sin embargo, la guerra con los sasánidas debilitó al Imperio bizantino, y apenas cuatro años después de la muerte de Mahoma, el califato islámico se expandió rápidamente desde Damasco hasta Egipto, anexionando la Tierra de Israel.

Entonces, ¿Qué dijeron Mahoma y el Corán sobre la tierra de “Palestina”? No mucho. Excepto por Jerusalén y sus lugares sagrados para el judaísmo y el cristianismo, la Tierra Santa permaneció en gran parte en el olvido, una constante silenciosa en medio de fronteras e imperios en constante cambio.
El origen de “Palestina”
El general romano Pompeyo conquistó Jerusalén en el 63 a. C. y estableció su dominio sobre Judea. Inicialmente, el reino se estableció como un reino cliente, más que como territorio romano completamente anexado por Roma, con Herodes el Grande proclamado rey de los judíos en el 37 a. C. Tras la muerte de Herodes en el 6 d. C., su reino se dividió entre sus hijos y Judea quedó bajo administración romana, gobernada por funcionarios como Poncio Pilato.
Desde el año 66 d.C. hasta el 135 d.C., las revueltas judías contra el dominio romano culminaron con la destrucción romana del Segundo Templo en el año 70 d.C. El emperador Tito acuñó monedas con la inscripción “Judea Capta” (“Judea ha sido capturada”).
Tras la revuelta judía de Bar Kojba en el año 135 d. C., el emperador Adriano intentó borrar la identidad judía del territorio. Rebautizó a Israel y Judea como “Siria Palestina”, en referencia a los antiguos enemigos de Israel, los filisteos.
En tiempos de Mahoma, casi 500 años después, la Tierra de Israel llevaba desde hacía tiempo el nombre de su antiguo enemigo. ¿Pero acaso el profeta incorporó ese nombre en sus revelaciones?
No.
Personajes bíblicos en el Corán
Muchos héroes de la fe de la Torá y el Tanaj aparecen en el Corán, entre ellos Adán, Noé, Abraham, Moisés, José, David, Salomón y Jonás. También se menciona a María, Juan el Bautista y Jesús, aunque a este último no se le presenta como el Mesías, sino como un profeta.
Un versículo del Corán (17:104) dice: “Y les dijimos a los hijos de Israel: Habitad la tierra y cuando llegue la promesa del Más Allá, los reuniremos a todos”.
Observa que dice “los hijos de Israel”, no “los hijos de Palestina”.
Además, en 5:20-21, el Corán dice: “Y recuerda cuando Moisés dijo a su pueblo: «¡Pueblo! Recordad la gracia que Alá os dispensó cuando hizo surgir profetas de entre vosotros y os hizo soberanos, dándoos lo que no se había dado a ninguno en el mundo. ¡Oh pueblo mío! ¡Entrad en la Tierra Santa que Alá ha destinado para vosotros…!»”.
Pero ¿a quién se refiere este texto? ¿A los musulmanes? No, se refiere a los antiguos israelitas. Y según este texto, se les ordena entrar en la Tierra Prometida, que Alá había destinado para ellos.
Tomados en conjunto, estos pasajes revelan un contraste sorprendente entre los eslóganes modernos y el propio texto sagrado del islam. Si bien muchos musulmanes hoy en día se hacen eco del grito de guerra “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre”, cabe destacar que su venerado profeta nunca mencionó “Palestina” en el texto sagrado del islam. En cambio, reconoció ese territorio como la Tierra Santa otorgada por Alá a los hijos de Israel.
Traducido por Robin Orack / Revisado por Ara Sainz – Voluntarias en Puentes para la Paz
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