Alimenta a un niño; impulsa un futuro

Al agarrar el regalo, su mirada pasó de nuestro equipo al paquete envuelto. Le explicamos con delicadeza que lo amamos, lo apreciamos y no lo olvidamos. Sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que alguien, en algún lugar, se interesa lo suficiente como para celebrar su día especial.

Más tarde, al salir de la escuela, vimos a Shlomi riendo con sus amigos, aún sosteniendo el regalo contra su pecho, como si el regalo reafirmara cuán importante él es. Nos maravillamos del cambio en este pequeño. En los últimos meses, hemos visto a Shlomi comenzar a florecer... gracias a la generosidad de cristianos de todo el mundo que se preocupan profundamente por los niños más vulnerables de Israel.

Shlomi es uno de los más de 300 niños inscritos actualmente en nuestro programa ‘Alimenta a un Niño’; cada uno de los cuales recibe lo que necesita para prosperar en la escuela. Pero miles más siguen esperando.

La crisis oculta al regreso a clases

El 1 de septiembre marca el regreso a clases para los niños israelíes. Para muchos, es un momento de emoción y nervios: nuevos maestros, nuevos amigos y nuevos descubrimientos. Pero, para casi uno de cada cuatro niños israelíes, significa vergüenza, ansiedad y temor. Ya conocen la rutina escolar: llegan a la escuela con hambre, sin suministros escolares y atrasados respecto a sus compañeros.

Más de 1.2 millones de niños —el 39.6% de los niños israelíes— viven por debajo del umbral de la pobreza. Además, más de 325,000 familias israelíes padecen una grave inseguridad nutricional. Y la situación no ha hecho más que empeorar desde el 7 de octubre. La guerra ha afectado a todos los ámbitos de la sociedad israelí. Los precios han aumentado. Los padres llamados a la línea de defensa ya no pueden mantener a sus familias como antes. Muchos negocios han cerrado. Las madres están al límite de sus posibilidades, soportando el peso de dos roles.

Los rostros de la pobreza

Las estadísticas pintan un panorama desolador, pero veamos más allá de las cifras. Los expertos afirman que el hambre afecta la concentración, la memoria y la capacidad de procesar nueva información. Sin la alimentación adecuada, los cimientos de una educación exitosa comienzan a desmoronarse.

Y el hambre es sólo el comienzo.

Muchos de estos niños ya se sienten marginados. Sus padres apenas pueden pagar el alquiler y la comida, y mucho menos los extras que requiere la escuela: mochilas, materiales escolares, libros de texto, excursiones, actividades extraescolares, ropa o aparatos electrónicos básicos. Las cosas que sus compañeros dan por sentadas están simplemente fuera de su alcance.

Estos pequeños se ven diferentes; se sienten diferentes y esa diferencia conduce al aislamiento.

Esto suele marcar el principio de un ciclo devastador: mal rendimiento escolar, exclusión social, pérdida de confianza y, en última instancia, oportunidades limitadas para el futuro. Sin intervención, el ciclo de la pobreza continúa.

Tú puedes ayudar a romper este ciclo.

Cuando donas al programa ‘Alimenta a un Niño’ de Puentes para la Paz, tu donativo hace mucho más que simplemente satisfacer una necesidad; impulsa un nuevo futuro. Proporciona a un niño un almuerzo caliente y nutritivo todos los días escolares, lo que le da la fuerza y la concentración necesarias para aprender y crecer. Le proporciona una mochila con los útiles escolares esenciales para que ya no se sienta diferente ni excluido. Cubre los gastos de excursiones escolares y las actividades extraescolares, ofreciéndole las mismas oportunidades que a sus compañeros. Incluso garantiza que tenga los dispositivos electrónicos básicos que necesita para mantenerse al día en un entorno de aprendizaje cada vez más digital.

Pero más allá de todo lo tangible, tu regalo económico expresa algo mucho más profundo: un mensaje de amor, dignidad y valor. Le dice a un niño —que quizás solo ha conocido dificultades y escasez— que alguien lo ve, lo valora y cree en él. Le hace saber que no ha sido olvidado; que su vida importa.

Igual que Shlomi.

Los ‘hijos de Israel’ te necesitan ahora

Los niños israelíes han soportado un año y medio de guerra. Luego vinieron 12 días de terror implacable: sirenas; misiles como ráfagas de fuego en el cielo; edificios temblorosos ante la explosión de las interceptaciones; horas sofocantes en refugios antiaéreos por temor a un impacto directo.

El trauma en esta pequeña nación es profundo. Muchos de sus ciudadanos más jóvenes llevarán cicatrices invisibles toda la vida. Pero el amor cura. El amor protege. El amor interviene cuando la oscuridad amenaza con devorar una infancia entera. Hoy, tú puedes ser ese amor.  Tú puedes decirles a los ‘hijos de Israel’: «Eres visto. Eres amado. No estás solo».

Este es el amor cristiano en acción. Estas son las semillas que alimentarán al Israel del futuro.

¿Donarás hoy a ‘Alimenta a un Niño’? 

Shalom,

Rvdo. Peter J. Fast

Presidente Ejecutivo Internacional

*Nombre cambiado para proteger la privacidad.

Traducido por Robin Orack – Voluntaria para Puentes para la Paz