Alimenta a un Niño

Querido Puentes para la Paz, He necesitado escribirles esta carta desde hace un tiempo. He sido maestra de primaria y luego de secundaria/preparatoria durante los últimos 11 años. He visto a los grupos de voluntarios que han venido a mi escuela para trabajar con los estudiantes. He visto los paquetes de regalo en los cumpleaños de los alumnos. He visto los paquetes de alimentos y los cupones durante las fiestas judías. He visto la comida que se les proporciona durante el almuerzo y la cena durante las sesiones de estudio para ayudarlos a tener éxito académico y no abandonar la escuela. He visto las sonrisas en sus rostros cuando reciben una carta o tarjeta de sus patrocinadores. He escuchado cuando dicen con orgullo a otro estudiante: “Soy un estudiante de Puentes para la Paz. Hay alguien allá afuera que se preocupa por mí y me ayuda para que pueda seguir en la escuela.” Puentes para la Paz, hacen un trabajo increíble. Su dedicación a los estudiantes es admirable. Ellos ven que hay alguien que los apoya y se preocupa por su éxito académico y, en última instancia, en la vida. Se sienten privilegiados por tener la oportunidad de ser alguien y de alcanzar más de lo que sus padres lograron. Saben que es porque ustedes creen en ellos y desean ayudarles a lograr algo que muchas de sus familias no podrían sin ayuda. Una educación y un certificado de Bagrut (matriculación) significan que pueden ir a la universidad y aspirar al éxito en su profesión y en la vida. Puentes para la Paz, ¡Yasher Koach! ¡Buen trabajo! Gracias por estar ahí para nuestros estudiantes. Pearl Peller Maestra de inglés y coordinadora

Me llamo Miki. Vivo en Beit Shemesh y estoy en 12º grado. He superado muchas dificultades en mi vida, como problemas en las rodillas que me han causado mucho dolor a lo largo de los años. Recientemente me recuperé del COVID-19, aunque estuve en mucho peligro porque solo tengo un pulmón, así que pertenezco a un grupo de alto riesgo. También tengo un trastorno ocular raro que me cansa los ojos todo el tiempo y me afecta cada día. En mi tiempo libre, me gusta hacer animaciones, estar con las personas que amo, y soy muy bueno en inglés. Estoy muy agradecido por la ayuda que me brinda Puentes para la Paz, porque no tengo muchas personas que hayan estado allí para mí cuando las he necesitado. Puentes para la Paz sin duda lo ha estado. ¡Gracias!

Como parte de mi trabajo, me encuentro con muchas familias necesitadas, y algo que he aprendido es la importancia de la esperanza. No importa cuán difíciles se pongan las cosas, deben seguir teniendo esperanza en un futuro mejor. Es lo que les permite seguir adelante día a día. Puentes para la Paz brinda esa esperanza. La gratitud que veo cuando entregamos canastas de regalo o paquetes de alimentos antes de una festividad siempre me llena el corazón. Cuando reciben un obsequio especial o incluso solo una carta, la emoción en sus ojos es tan extraordinaria. Cuando se dan cuenta de que no están solos y que alguien realmente se preocupa por ellos, la expresión en su rostro siempre me llena de esperanza. Demasiados niños hoy en día tienen que madurar demasiado pronto. Cuando un niño no puede concentrarse en sus estudios porque está preocupado por si sus padres podrán pagar el alquiler este mes, o si siquiera tendrá un lugar donde vivir, las tareas escolares parecen triviales en comparación. Cuando un niño llega a la escuela con hambre y no sabe de dónde vendrá su próxima comida, ¿cómo esperamos que se concentre en clase? Darles a estos niños seguridad y tranquilidad, saber que recibirán sus libros a tiempo junto con todos los demás y que tendrán un almuerzo caliente y nutritivo, marca toda la diferencia. Eso es lo que Puentes para la Paz les da: seguridad y paz mental. La esperanza de que el mañana será mejor y el conocimiento de que alguien, en algún lugar, está pensando en ellos. Gracias, Puentes para la Paz. Sharona Catane, Coordinadora de Proyectos