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Anti-Sionismo ¿El Nuevo Antisemitismo?

por: Keith Buxton, Director Nacional en Australia

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Brendan Howard/Shutterstock.com

“Usted declara, amigo mío, que no odia a los judíos, sino que meramente es ‘anti-sionista.’ Y yo digo, para que la verdad suene desde la cima de las montañas, para que retumbe por los valles del mundo verde de Dios: que cuando las personas critican el sionismo, se refieren a los judíos. Esa es la propia verdad de Dios.” (Martín Luther King, Jr. “Carta a un Amigo Anti-Sionista,” Agosto 1967)

“En cada generación, se levantan contra nosotros para destruirnos.” (Leído todos los años por los judíos mundialmente en su Hagadá de Pascua del Salmo 83:4)

Cuando yo era estudiante de teología al sur de Australia, nuestro Instituto invitó a un conocido teólogo y predicador alemán de la época llamado Helmut Thielicke. No puedo decir que estaba de acuerdo con todas sus posiciones teológicas, pero en muchos asuntos él era muy perspicaz. Thielicke era pastor de corazón, y una vez escribió: “Dígame cuánto usted conoce de los sufrimientos de sus semejantes, y le diré cuánto los ama.” Nunca he olvidado esas palabras. Ese es el meollo de cualquier discusión sobre el antisemitismo y su moderna mutación, el anti-sionismo, que es la negación del derecho a la existencia de Israel como estado judío.

El antisemitismo, u odio hacia el judío, ha sido descrito por Irwin Cotler, anterior Fiscal General de Canadá, como “el discrimen, la negación o el ataque contra los derechos de los judíos como miembros equitativos de cualquier sociedad huésped en que habitan.” Los autores judíos Dennis Prager y Joseph Telushkin comienzan su clásico estudio Why the Jews? [¿Por qué los Judíos?] con la siguiente declaración: “El odio hacia el judío ha sido el odio más grande de la humanidad. Aunque siempre ha existido odio hacia otros grupos, ningún odio ha sido tan universal, tan profundo o tan permanente como el antisemitismo.”

Ese odio de raíz tan profunda hacia el pueblo judío, también descrito por muchos como “el odio de mayor duración,” fue recientemente transformado en un “nuevo antisemitismo,” inimaginable al terminar la Segunda Guerra Mundial. Luego del Holocausto, muchos creían y esperaban que todos habían aprendido las lecciones necesarias para evitar una recurrencia, y ya no era apropiado hablar en tono antisemita. Como lo dijo tan claramente el rabino Benjamín Blech: “Ya no estaba de moda el atacar al judío por ser judío, ni envilecer a otra religión.” Pero trágicamente, nada realmente ha cambiado.

El Gran Cuadro Espiritual

La profundidad, la extensión y la fealdad del antisemitismo en sus variadas expresiones no pueden ser fácilmente explicadas. Prager y Telushkin concluyen que “antisemitas han odiado a los judíos simplemente por su judaísmo.” Específicamente, identifican cuatro componentes del judaísmo que ofrecen una explicación persuasiva sobre el antisemitismo: el monoteísmo ético, el sistema de ley judío, la identidad judía étnica y el hecho de ser escogidos por Dios. El rabino Ken Spiro también concluye que la verdadera causa por el antisemitismo es la rebeldía eterna de la humanidad contra los valores que el judaísmo intenta promover en el mundo.

Durante una entrevista en abril de 2010, Abraham Foxman de la Liga para la Anti-Difamación dijo que el factor principal para el aumento del antisemitismo, especialmente luego de la Operación Plomo Fundido en Gaza durante el invierno de 2008-09, ha sido el Internet. En mayo, cuatro meses después de la incursión de 23 días, el sitio Web judío Aish.com lanzó una petición titulada: “Detén el Odio hacia Israel por Facebook.” Claramente, la incesante propaganda islámica es muy efectiva por el mundo cibernético. Según Foxman, “nuestras encuestas demuestran que uno de cada cinco norteamericanos inculpan la comunidad judía por la reciente crisis económica. En Europa, es uno de cada tres.”

Todo ese odio requiere una explicación, lo que nos lleva directamente a la descripción que hizo Yeshúa (Jesús) sobre Satanás el engañador en Juan 8:44, que dice: “…no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.” El hecho es que los que son escogidos por Dios instantáneamente enfrentan la oposición satánica. Satanás odia a Dios, y por lo tanto, odia a Su pueblo escogido y dirige su veneno contra el pueblo judío.

Pero debemos ir aún más profundo que eso. En Génesis 17:7-8, leemos las palabras de Dios a Abraham: “Estableceré Mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti, por todas sus generaciones, por pacto eterno, de ser Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán como posesión perpetua. Y Yo seré su Dios” (énfasis añadido). Esas repetidas declaraciones en muchos lugares de las Escrituras sin lugar a dudas indican que el pueblo judío ha sido elegido por Dios (aunque no superior), lo que les da el derecho bíblico, histórico y moral a la Tierra.

Michael Brown nos recuerda que Satanás desea frustrar los propósitos de Dios y, si fuere posible, desacreditarlo como un Dios incapaz de guardar Su pacto e infiel a Su palabra. Satanás hace todo lo posible por aniquilar al pueblo judío y destruir su conexión con la tierra de Israel a través de agentes humanos, desde la época del faraón hasta los modernos islamistas radicales. Si él pudiese comprobar que Dios es mentiroso y que carece de poder, entonces evidenciaría que Dios no sería digno de nuestra adoración.

Michael Spivak/Shutterstock.com

Trágicamente, a través de los siglos, la Iglesia cristiana ha contribuido a la dolorosa historia del antisemitismo, la que continúa atormentando a los judíos hasta nuestros días. Eso ha contribuido a su angustia a medida que enfrentan el rechazo de sus creencias sionistas, lo que es realmente un rechazo de ellos mismos. Un documento especialmente virulento llamado “Kairos Palestina” fue publicado en diciembre de 2009 por un grupo de personas en Belén bajo la dirección del anterior Patriarca Latino de Jerusalén, Michel Sabbah. Éste trató de movilizar a las iglesias cristianas del mundo para realizar una serie de boicots y ataques en un intento por delegitimar a Israel y hacer que parezca equivalente a un régimen apartheid.

Odio hacia Israel por su Existencia

Los judíos mundialmente aceptan al sionismo como parte integral del judaísmo. Según el Ministro israelí de Asuntos Extranjeros: “El establecimiento del Estado de Israel [en 1948] fue el cumplimiento de la meta sionista por alcanzar un hogar, legítimamente fundado y reconocido internacionalmente, para el pueblo judío en su histórica tierra ancestral donde los judíos pudiesen estar libres de persecución y capaces de desarrollar sus vidas y su identidad.” El sionismo es un movimiento iniciado en 1887 por Teodoro Herzl, un judío secular en Viena, y se refiere esencialmente al regreso del pueblo judío a su tierra.  

Natan Kellerman, un psicólogo clínico de Israel, escribió en 2005: “Ahora nos odian, no a pesar de que tengamos una tierra, sino porque la tenemos, y por lo que hacemos para vivir en ella y defenderla… Ese odio hacia Israel es profundamente antisemita.” Dicho odio se puede describir correctamente como anti-sionismo,la negación del derecho de Israel a existir como estado judío. Cotler cita a Per Ahlmark, Vice-Primer Ministro de Suecia, quien dijo: “En el pasado, los antisemitas más peligrosos eran los que querían un mundo Judenrein, ‘libre de judíos.’ Hoy día, los antisemitas más peligrosos podrían ser los que quieren un mundo Judenstaatrein, ‘libre de un estado judío.'”

El derecho de Israel a existir como una nación judía es afirmado consistentemente por los líderes de Israel a la luz de incesantes esfuerzos por sus enemigos en negarles ese derecho. Algunos argumentan que el anti-sionismo no es lo mismo que el antisemitismo, y que no odian a los judíos. Pero declaran que porque los judíos no son una nación ni un pueblo, no tienen derecho a la tierra de Israel. Sin embargo, Dennis Prager y Joseph Telushkin responden diciendo que “las consecuencias del anti-sionismo y el antisemitismo hacia el pueblo judío son las mismas.”

Es abundantemente claro que el anti-sionismo, abogando por la eliminación del estado de Israel, es inherentemente antisemita. Pierre-André Taguieff escribió lo siguiente en Rising from the Muck [Subiendo del Lodo]: “Mucho de lo que podría ser mera crítica contra Israel y sionismo es verdadero envilecimiento, y ha provocado un resurgimiento internacional de ataques contra los judíos y los símbolos judíos, además de una creciente aceptación de creencias antisemitas en el discurso público.”

¿La Crítica contra Israel es Antisemitismo?

Stephen Finn/Shutterstock.com

¿Significa, entonces, que no podemos criticar a Israel ni la política del gobierno israelí? Marvin Wilson, en Our Father Abraham [Nuestro Padre Abraham], responde a eso diciendo: “Las personas no son necesariamente antisemitas o anti-sionistas cuando se oponen a cierta política israelí o alguna acción militar. A veces necesitamos expresar nuestra fuerte desaprobación de personas a quienes apreciamos profundamente y amamos más que a nadie.” Alan Dershowitz, un distinguido abogado y defensor apasionado de Israel, cita positivamente a Thomas Friedman, quien escribió en The New York Times que la crítica de Israel no debe ser confundida con el antisemitismo: “Pero el señalamiento único de Israel para que sea despreciado y sancionado internacionalmente, en desproporción comparado con cualquiera otra facción en el Medio Oriente, es antisemitismo, y sería deshonesto si no lo calificamos así.”

Los denominados intelectuales que ahora se distinguen por ser “políticamente correctos” imponen un estándar imposiblemente elevado a Israel, mientras permiten un estándar mucho más bajo a cualquiera otra nación, y continuamente ignoran los países con historias de tiranía, asesinatos de “honor,” genocidios, y muchos otros abusos contra los derechos humanos. Increíblemente, algunas de esas naciones han sido invitadas a formar parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El negar la realidad del Holocausto, el echar la culpa del Holocausto a los propios judíos, y el imponer sanciones solamente contra Israel, incluyendo boicots, son ejemplos del incesante antisemitismo contra Israel.

Ejemplos de Odio e Intolerancia

Olga Besnard/Shutterstock.com

En enero de 2010, la pequeña nación de Haití fue devastada por un terremoto que tomó las vidas de casi 230,000 personas. Un equipo de rescate de la Fuerza de Defensa Israelí temporalmente estableció un enorme hospital con equipo especializado para tratar a niños, ancianos y mujeres parturientas. Pero aún en ese momento, en una nueva variedad de calumnia antigua, algunos acusaron a Israel de usar la catástrofe en Haití para cosechar órganos humanos. El periódico israelí Haaretz publicó el comentario de un lector en un sitio de Internet pro-palestino que sólo puede ser descrito como un odio y prejuicio aberrado: “Pienso que darle crédito a Israel por haber hecho una buena obra en Haití es como ver a un asesino en serie o algún otro psicópata cortar la hierba de una anciana (o hacer alguna otra obra caritativa).” En otras palabras, Israel es incapaz de hacer una obra caritativa desinteresadamente.

El mundo árabe e islámico es el principal usuario de los medios de comunicación para diseminar mentiras y falsedades sobre los “judíos sionistas.” La Autoridad Palestina usa programas televisivos de niños para inculcar en las vidas ingenuas que Israel es una tierra “robada.” Los estudios televisivos presentan un enorme mapa de “Palestina” que cubre todo Israel, de esa manera negando la propia existencia de Israel. Más aún, existe amplia evidencia que la tergiversación y propaganda de los medios de comunicación e Internet efectivamente ciegan a muchos sobre los verdaderos hechos en el Medio Oriente.

Una amenaza aún mayor para Israel es el reconocido régimen genocida iraní. Como dice Robert Wistrich, un destacado escritor sobre la historia del antisemitismo: “El antisemitismo islamista está vinculado con la jihad [guerra santa], las redes terroristas internacionales y sus ambiciones globales. Dólares provenientes del petróleo, el culto a la muerte, el sacrificio en suicidio humano y el fervor fanático mesiánico le da una influencia especialmente peligrosa… En Irán, el islamismo radical está ligado a los preparativos para el próximo genocidio intencional (con Israel como el principal blanco).” Natan Sharansky, previo líder de la revolución soviética, político israelí y dirigente de la Agencia Judía en Israel, fue responsable por la publicación de un estudio sobre el control ejercido de los medios de comunicación en los países árabes del Medio Oriente e Irán. “Hemos hallado que un malicioso antisemitismo, que abiertamente defiende el terrorismo y el genocidio masivo de judíos, sionistas y el Estado de Israel, se hace cada vez más común en todo el Medio Oriente árabe.”

The Protocols of the Elders of Zion [Los Protocolos de los Ancianos de Sión] es la publicación antisemita más notoria y más ampliamente distribuida en tiempos modernos. Sus antiguas mentiras sobre los judíos, que han sido repetidamente desacreditadas como una falsedad, continúan circulando en la actualidad, especialmente por el Internet, con la intención de difundir odio hacia el judío e incitar oposición hacia el estado judío. Se ha comprobado que el antiguo documento de los “Protocolos,” supuestamente escrito por judíos declarando que van a dominar al mundo, no tiene origen judío, pero muchos textos escolares por todo el mundo árabe e islámico aún alegan eso. Muchos discursos políticos, editoriales de prensa y caricaturas de niños se basan en los “Protocolos.” En 2002, la oficial televisión del gobierno egipcio presentó una miniserie basada en los “Protocolos,” y Hamás se refiere al documento para justificar su actividad terrorista contra los civiles israelíes. Libros basados en la mencionada publicación todavía abundan por todo el mundo.

El Floreciente Anti-Sionismo Europeo

Brendan Howard/Shutterstock.com

Por toda Europa (especialmente en el Reino Unido y Francia, pero también en países como España, Noruega y Suecia), el antisemitismo en forma de anti-sionismo ha ido en aumento. Los académicos y reporteros occidentales combinan de manera venenosa el sufrimiento palestino (por culpa del propio liderato palestino al estar dedicado más a la destrucción de Israel que al ideal de la nacionalidad palestina) con el anti-sionismo árabe-musulmán y su revisionismo histórico. Dicha arbitraria revisión de evidencia histórica para ganar ventaja política para el islam, junto con la obsesión izquierdista anti-imperialista, ha contribuido al desarrollo de una narrativa anti-israelí, propagándose como un virus por todos los centros educativos universitarios del occidente.

Estudiantes universitarios judíos enfrentan verdaderos peligros a medida que crece la influencia de las organizaciones musulmanas extremistas en los centros educativos. Por ejemplo, profesores universitarios frecuentemente se unen a estudiantes para aseverar (irónicamente con mucha violencia) que la agresión israelí de tipo nazi roba a los palestinos de un futuro esperanzador. Sin embargo, ignoran el constante abuso contra los derechos humanos en países como Arabia Saudita, donde las mujeres sufren severo discrimen y se prohíbe la práctica pública de cualquiera otra religión aparte del islam. También ignoran una ley en Jordania que prohíbe que un judío posea propiedades.

Manfred Gerstenfeld, director para el Instituto de Asuntos Judíos Globales, señala que los políticos y medios de comunicación europeos han llegado a un extremo en su condena moral de Israel. Se refiere a la “fuerte metamorfosis anti-israelí” en el antisemitismo europeo, y a su “explosivo prejuicio contra Israel.” En Europa, como en América, grupos eclesiásticos ahora se unen a los académicos con sus engañosos y frecuentemente antisemitas campañas de boicot, acusando a Israel de ser un estado “apartheid.” En junio de 2010, la más grande unión de trabajadores en Inglaterra, con dos millones de miembros, votó unánimemente para boicotear todas las mercancías y servicios israelíes, describiendo a Israel como “un estado terrorista más allá del apartheid” con “una política de limpieza étnica.”

El año 2009 terminó con una Marcha de Libertad para Gaza que recibió la atención de la prensa mundial. Los organizadores compararon el trato israelí de los palestinos con el trato que recibieron los judíos bajo el gobierno nazi. El evento fue un ejemplo clásico de verborrea envileciendo tanto a los israelíes como los judíos, comparando a Israel con el estado nazi. Y tras la Semana de Apartheid Israelí en marzo de 2010 se podía percibir la típica agenda anti-sionista: la eliminación total del estado judío.

Señalamiento Único contra Israel

La Conferencia Mundial sobre el Racismo en Durban durante 2001 convocada por las Naciones Unidas se convirtió esencialmente en una conferencia racista contra el pueblo judío, señalando únicamente a Israel de entre 192 miembros de la ONU y acusando a Israel de racismo contra los palestinos. En diciembre de 2001, Anne Bayefsky, editora de Eye on the UN [Ojo en la ONU], escribió respecto a los objetivos de la conferencia de seis días en Durban y el foro donde las organizaciones no-gubernamentales hicieron pronunciamientos contra Israel con su típica virulenta representación del judío. “Sistemáticamente removieron todo vestigio del pueblo judío como víctima al eliminar referencias sobre el antisemitismo y el Holocausto, y lo sustituyeron con los palestinos como víctimas bajo opresión de tipo racista y nazi.”

El saludo de apertura para la próxima Conferencia de Durban (Durban II) de las Naciones Unidas realizada en Ginebra en abril de 2009 fue presentado por el mayor negador del Holocausto, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Dijo: “La palabra sionismo personifica el racismo, que falsamente recurre a la religión y abusa de los sentimientos religiosos para esconder su odio y rostro de fealdad.” Más aún, según un informe por Ojo en la ONU, “el documento final de Durban II ‘reafirma’ la Declaración y el Programa de Acción de Durban 2001, que destaca únicamente al estado de Israel y alega que los palestinos son víctimas del racismo israelí.”

Tal envilecimiento de Israel como nación fue evidente en la crítica casi universal contra Israel durante y después de que realizara dos operaciones en defensa de su población civil. Una fue la Operación Plomo Fundido en diciembre de 2008 hasta enero de 2009, lanzada para detener la descarga de cohetes y misiles disparados desde Gaza contra Israel. La segunda fue la funesta flotilla a Gaza en mayo de 2010. Luego de la segunda operación, Israel acusó a sus críticos de “incitamiento” contra el estado judío y lanzó una masiva campaña de relaciones públicas para evidenciar que los soldados de la Fuerza de Defensa Israelí que abordaron el barco eran víctimas de violencia premeditada. Pero la negación del derecho de una nación a la auto-defensa es la negación de su derecho a existir.

También se debe mencionar el documento (y luego libro) espantosamente prejuiciado y erróneo, The Israel Lobby and US Foreign Policy [Presión Israelí en la Política Foránea de EE.UU.], escrito por John Mearsheimer y Stephen Walt en 2006, exponiendo una alegada presión judía en la creación de la política extranjera americana. Eliot Cohen de The Washington Post describió dicho escrito como una “malévola pieza de erudición.” “Es una inepta, hasta alocada, obra académica, ¿pero, es antisemita? Si por antisemitismo uno entiende que es una serie de creencias hostiles, obsesivas e irracionales sobre los judíos; si alguien los acusa de ser desleales, subversivos y engañosos, de tener poderes ocultos y de participar en combinaciones secretas que manipulan las instituciones y los gobiernos; si alguien sistemáticamente selecciona lo injusto, feo o incorrecto de los judíos como individuos o como grupo y a la vez suprime toda información exculpatoria, entonces sí, ese documento es antisemita.”

Ralph Peters, un destacado analista estratégico de New York Post, relaciona una reciente tendencia en querer abandonar a Israel luego del documento de Mearsheimer y Walt (siendo el más reciente “episodio de cáncer moral”). Su conclusión fue: “Los recientes ataques contra Israel, que se disfrazan de sobrio análisis, reflejan la antigua pregunta antisemita: ‘¿No estaríamos mejor sin esos judíos?'” a la cual Peters declara sin titubear: “No.”

Todo esto resulta bastante difícil de creer. Israel es la única democracia en el Medio Oriente que se dedica a defender los derechos civiles y la participación árabe en su gobierno. No obstante, Israel es señalado como el único régimen genocida de apartheid cuya política es comparada con la del régimen nazi. Nada de eso hace sentido a menos que uno lo interprete desde la perspectiva espiritual discutida anteriormente.

Como Resultado

Natan Sharansky (www.jewishagency.org)

Natan Sharansky, escribiendo sobre el resurgimiento de la actividad antisemita en el mundo democrático, ofrece su prueba de “tres dimensiones” para que podamos distinguir la crítica legítima de Israel del antisemitismo. El anti-sionismo, en su actual expresión mundial, trágicamente fracasa en las tres pruebas: envilecimiento, cuando las acciones de Israel son difundidas en proporciones fuera de la realidad; estándares dobles, cuando Israel es el único señalado y criticado por algo que otros también cometen; y de-legitimación, cuando se le niega a Israel el derecho fundamental a la existencia.

Wistrich escribe: “El anti-sionismo se ha convertido en la forma de antisemitismo más peligrosa y efectiva de nuestros tiempos, a través de una sistemática de-legitimación, difamación y envilecimiento de Israel… El denominador común del nuevo anti-sionismo es el esfuerzo sistemático por criminalizar a Israel y la conducta judía de modo que ya no cumpla con el nivel aceptable de conducta civilizada.”

Prager y Telushkin reducen el debate a sus elementos esenciales cuando declaran: “Ambos anti-sionismo y antisemitismo procuran que los judíos carezcan de hogar, sufran y mueran. Y eso es todo lo que los judíos tienen que experimentar.” Prager y Telushkin declaran que aquellos que creen poder negar la existencia del pueblo judío y abogar por la eliminación del estado judío sin ser antisemita se engañan a sí mismos voluntariamente.

Yo añado que debemos incluir la vital dimensión espiritual de la obra engañosa de Satanás en la ecuación. El nivel de maldad inherente en el moderno anti-sionismo finalmente requiere una explicación sobrenatural. Sin duda, el anti-sionismo es una forma virulenta de antisemitismo.

 

(Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos)

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Bibliografía

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